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Vox evitará atacar a Díaz Ayuso en Madrid y luchará por imponerse en el "cinturón rojo"

Abascal se volcará en la campaña para respaldar a su candidata, Rocío Monasterio.

Santiago Abascal en un acto en Sevilla | EFE

Madrid acogerá el próximo 4 de mayo lo que parece la batalla definitiva entre la izquierda y la derecha. Unas elecciones que brindan a Vox la oportunidad de entrar, por primera vez, en un gobierno, apenas dos años después de su despegue a nivel nacional.

La irrupción de Pablo Iglesias como candidato de Podemos convierte aún más la contienda autonómica en unas elecciones generales que servirán a los grandes partidos para medir su capacidad de movilización y tomar posiciones de cara a lo que reste de Legislatura.

En este escenario, los de Santiago Abascal se la juegan después del buen resultado cosechado en Cataluña y el sorpasso al PP que les ha permitido crecer en expectativa de voto a nivel nacional. Una tendencia que podría verse truncada si no consiguen un buen resultado en Madrid, donde lucharán para mejorar los 12 escaños que lograron hace dos años con un 8,9% de votos.

El partido reconoce la fuerza de la candidatura de Isabel Díaz Ayuso y su buena gestión al frente de la presidencia de Madrid, por lo que intentarán provocar una brecha en el PP, confrontando directamente con Pablo Casado y su estrategia de alejarse de Vox, justo cuando el partido de Abascal puede ser clave para evitar un Gobierno de izquierdas.

Casado, punto débil del PP

Vox evitará, por tanto, atacar a la candidata del PP, a la que incluso elogian, como hizo esta semana el portavoz parlamentario, Iván Espinosa de los Monteros, al asegurar que "tienen estima y afecto a Ayuso" y "creen que no ha sido una mala presidenta". "Ayuso dependerá de Génova o de Vox, y más vale que dependa de Vox porque, como dependa de Génova, ya sabemos los bandazos que puede pegar", añadió.

El vicepresidente político de Vox, Jorge Buxadé, ya planteó un día antes la contienda como un enfrentamiento entre Génova y Bambú, es decir, entre las direcciones nacionales de PP y Vox, al centrar sus críticas en Pablo Casado por sus negociaciones con el PSOE para renovar el CGPJ, en lugar de hacerlo en Díaz Ayuso.

"El PP puede tener un proyecto político pero en cualquier momento Génova se lo cambia", dijo Buxadé, señalando a Casado como el punto débil de Díaz Ayuso. El también eurodiputado presumió de que en Vox "a quien se presente de candidato desde la calle Bambú, nadie le va a cambiar el proyecto político porque es el mismo".

Esta línea se ve reforzada por la relación que mantienen Isabel Díaz Ayuso y Rocío Monasterio que, según admiten fuentes de Vox, "no es mala", a diferencia de lo que ocurría con su vicepresidente, Ignacio Aguado. De hecho, en las negociaciones presupuestarias, Monasterio habría hecho en ocasiones de "mediadora" entre ambos, ante las disputas existentes con el líder de Cs en Madrid, según aseguran en la formación de Abascal.

Contrarrestar el voto útil

La buena imagen de Ayuso entre el electorado de derechas y la irrupción de Iglesias en la campaña, podría favorecer el llamado "voto útil" y que se produzca un trasvase de Vox hacia el PP para garantizar una mayoría suficiente que impida un gobierno de izquierdas, especialmente después de la irrupción de Iglesias en la campaña.

La dirección nacional del partido niega ese riesgo y asegura que el "efecto Iglesias" no será tal, puesto que tienen una base muy consolidada, que conoce bien las diferencias entre PP y Vox. En cualquier caso, para combatir una posible fuga de votantes, el partido insistirá en la idea de que en Madrid todos los votos cuentan por ser circunscripción única, lo que invalida el argumento del "voto útil".

Convertir el cinturón rojo en verde

Los de Abascal no lucharán sólo por mantener su base, sino que buscará ensancharla siguiendo la misma estrategia empleada en Andalucía o Cataluña, y que implantaron también a nivel nacional después de Vistalegre II para las generales de noviembre de 2019, de atraer el "voto obrero".

El objetivo es crecer a costa de Cs, PSOE y Podemos en barrios de la periferia de Madrid y municipios grandes como Leganés, Móstoles o la zona del Corredor del Henares, donde existen más problemas sociales, de inmigración ilegal o una mayor tasa de paro. Es el conocido como "cinturón rojo" de Madrid, que se tiñó en parte de naranja, y ahora, presumen en Vox, será verde.

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