La CUP, el partido separatista y antisistema, ya ha expuesto su lista de la compra para dar estabilidad a un hipotético gobierno de ERC y Junts per Catalunya (JxCat). Se trata de condiciones políticas y sociales, dos bloques que en la CUP se consideran vinculados, de modo que, sostienen en el partido, no se puede avanzar en la "liberación nacional" sin hacerlo también en la social. Así, al clásico referéndum unilateral y la reconversión de los Mossos añaden un novedoso "derecho a la okupación".
En un acto celebrado a última hora del miércoles, los principales dirigentes cuperos pusieron en claro sus condiciones. La independencia se tiene que conseguir sin negociación con el Estado, de modo que la primera condición es cancelar mesas y foros bilaterales. A la republica no se llega por "falsos diálogos" sino por la vía directa, sostienen en la formación alternativa. Con el Estado hay que enfrentarse en todo y a todas horas, así que además de una carpeta política hay que abrir una carpeta social cuyo punto estrella es legalizar la expropiación y okupación de viviendas de grandes tenedores, acabar con la privatización de servicios sanitarios y reconvertir a los Mossos d'Esquadra en "agentes de mediación".
En cuanto al apartado político, en la CUP consideran que no se debe fomentar la teoría de que se puede llegar a la independencia a través de una negociación con el Gobierno, por lo que reclaman que se fije la fecha para un referéndum en esta legislatura mientras se preparan las estructuras de Estado que no estaban listas en el golpe de 2017. Para lograrlo hablan de "alinear" política y entidades, así como de un programa de desobediencia masiva que impida a los partidos separatistas "sucumbir a la presión judicial".
Se trata, según la CUP, de salir de la "zona de confort", trasladar la mesa de diálogo de Madrid a Barcelona y que sea sólo entre independentistas y fijar un nuevo enfrentamiento con el Estado "pero con los deberes hechos".
Los dirigentes de la CUP expusieron este programa en una conferencia a la que asistieron el aspirante a presidir la Generalidad, el republicano Pere Aragonès, así como miembros de JxCat implicados en la negociación para formar gobierno.