La preocupación por los problemas que los llamados menas están generando desde hace meses en el sur de Gran Canaria se traslada ahora a la península. El Gobierno presidido por el socialista Ángel Víctor Torres ha acordado el reparto de al menos 177 inmigrantes menores de edad a distintas comunidades autónomas.
A falta de concretar las plazas que habilitarán Aragón, Castilla-La Mancha y País Vasco, la Dirección General de Protección a la Infancia y la Familia ya ha facilitado algunas cifras: Navarra (10 plazas), Asturias (16 plazas), Valencia (18 plazas), Galicia (20 plazas), Cantabria (20 plazas), Castilla y León (25 plazas) y Cataluña (43 plazas). Este mismo miércoles, el Gobierno de Canarias ya ha procedido al traslado de los primeros diez menores tutelados por las islas, en concreto a Castilla y León: cinco a Palencia y otros cinco a León.
Según los últimos datos oficiales, el Archipiélago acoge en estos momentos a 2.634 menores que han ido llegando a las costas canarias en los últimos meses a través de cayucos y pateras. Todos ellos han sido repartidos en un total de 29 recursos alojativos, entre los que se encuentran numerosos hoteles y apartamentos turísticos, que se han convertido en escenario de numerosos episodios de violencia extrema.
Ataque a pedradas
A las peleas entre los propios menores, se suman los reiterados ataques a las fuerzas de seguridad. El pasado 11 de enero, un grupo de 150 menas alojados en los apartamentos Tamanaco de la localidad de Puerto Rico apedrearon literalmente a los policías y guardias civiles que acudieron al complejo tras la agresión a uno de los educadores.
"Empezaron a tirar de todo por los balcones: piedras, sombrillas, hamacas… No sabías de dónde te venían las cosas —denunciaba a Libertad Digital uno de los agentes—. Hasta arrancaban los pasamanos de cerámica de los pasillos que había entre los distintos edificios y nos los tiraban desde arriba para evitar que entrásemos". Los agentes precisaron la ayuda de refuerzos, que tuvieron que acudir al lugar de los hechos con "chalecos antibalas y escudos" para evitar daños mayores.
Un motín de película
Apenas un mes después —el 8 de febrero—, otros 150 menas alojados en los apartamentos Puerto Bello protagonizaron "un motín de película, digno de una cárcel sudamericana", tal y como relataron a LD fuentes de la Guardia Civil. "Habían estado toda la tarde bebiendo, y empezaron a destrozar las habitaciones de unos y de otros, y a lanzarse de todo", explicaron entonces los agentes. La situación llegó a tal punto, que los monitores no tuvieron más remedio que encerrarse en recepción: "Nos llamaron muertos de miedo, diciéndonos que les iban a liquidar".
Cuando llegó la Guardia Civil, los inmigrantes arramplaron con todo: "Les arrojaron hasta microondas desde la azotea e incluso arrancaron urinarios y lavabos, porque la cerámica, al romperse, es como si fuera un cuchillo japonés con el que defenderse". Además, los menores no dudaron en romper los cristales de puertas y ventanas para tirarlas a los pasillos y que los agentes se cortasen, "incluso echaron agua con jabón para que resbalasen y se cayeran".
¿Todos son menores?
El Gobierno de Canarias no ha querido concretar de qué alojamiento proceden los menas que ahora serán trasladados a la península y que también plantean otro problema: los agentes están convencidos de que muchos de ellos son mayores de edad. Sin embargo, la llegada masiva de inmigrantes está complicando las cosas. Algunos llegaron en noviembre y "todavía no les han hecho la prueba de la muñeca para ver si efectivamente son menores".