ERC aprieta el acelerador y trata de meter presión a Junts per Catalunya (JxCat) para la formación de un nuevo gobierno regional separatista. El tiempo corre y el aspirante republicano a president, Pere Aragonès así como su tutor, Oriol Junqueras, tienen mucha prisa. Les gustaría afrontar la sesión de constitución del Parlament, agendada para el próximo viernes, no sólo con los cargos de la cámara cerrados sino también con un pacto de investidura en el que esté resuelto el reparto de cargos.
En el "consejo nacional" del partido republicano celebrado este sábado se ha abordado la carpeta de las negociaciones para constatar que no avanzan al ritmo deseado. La CUP se mueve "paso a paso" mientras que en JxCat y comunes se vetan mutuamente y los primeros exigen un calendario claro con un nuevo referéndum separatista, "trampa" que ERC trata de eludir.
Junqueras reclama a los partidarios de Puigdemont que "estén a la altura", que se dejen de "posiciones egoístas" y que actúen con "generosidad". El líder republicano apela a la posibilidad de formar un gobierno amplio y de izquierdas con la autodeterminación y la amnistía como objetivos. La letra es la misma que la de JxCat, pero los neoconvergentes quieren más concreciones.
A falta de detalles, Junqueras contrataca con argumentos relacionados con la crisis provocada por la pandemia y la necesidad de constituir un gobierno a la mayor brevedad para acudir al rescate de los sectores económicos "y las personas que sufren". Esas personas, ha añadido, "tiene derecho a que quienes les podemos garantizar un Govern fuerte y estable estemos a la altura".
Aragonès se ha sumado a la prédica de su jefe y ha prometido que actuará con "generosidad" si JxCat facilita la constitución de un nuevo ejecutivo. También ha puesto como excusa la pandemia y la supuesta represión para decir que es "urgente" un pacto para "reconstruir el país". También ha apuntado que el nuevo gobierno debe afrontar el "reto titánico de derrotar a la ultraderecha".
El plantón al Rey y a Seat
Los argumentos económicos pesan en el argumentario de ERC a pesar del plantón que sus dirigentes le dieron al Rey, al presidente del Gobierno y a los principales directivos de Seat este viernes en la planta de Martorell, donde se celebró el 70 aniversario de la marca. La ausencia de representantes de la Generalidad fue duramente criticada por la oposición, que afeó a ERC y JxCat que desprecien la inversión que preparan el Estado, Seat e Iberdrola, entre otras compañías, para construir una planta de baterías eléctricas al lado de la factoría de la marca de automóviles.
En ERC alegan que no podían dejarse ver con el Rey mientras negocian con la CUP y tratan de hacerlo también con JxCat, cuyos dirigentes se muestran reacios a hablar si ERC no acepta primero un calendario de coche contra el Estado. En ese contexto y en ERC temen que JxCat esté jugando la baza de una repetición electoral, comicios en los que ya sin el partido de Mas, el Pdecat, Puigdemont podría recuperar el primer puesto del soberanismo. A ERC le queda la baza de gobernar con los comunes y con el apoyo externo del PSC, pero eso sería letal para el futuro del partido independentista, que perdería todo el crédito entre el electorado separatista.