Desbarajuste separatista. Al fiasco de la convocatoria de protesta contra la presencia del Rey en Cataluña se ha sumado el plante del ejecutivo autonómico al monarca y a Pedro Sánchez, que han visitado la planta de SEAT en Martorell con motivo del setenta aniversario de la empresa automovilística. Ni el vicepresidente en funciones de presidente, Pere Aragonès, ni su número dos en el departamento de Economía, Albert Castellano (ERC), ni el consejero de Empresa y Conocimiento, Ramon Tremosa (JxCat), han estado presentes en una cita crucial para la economía catalana.
Ayer se especulaba con la presencia de Castellano o de Tremosa, pero ni ERC ni JxCat han juzgado conveniente estar en la celebración de la marca, manteniendo así el boicot contra la monarquía que comenzó Quim Torra y al que se sumó Ada Colau, otra de las ausencias notables. Se ha impuesto el gamberrismo institucional separatista y podemita y ha pesado más el "que dirán" en la CUP que la necesidad y conveniencia de asegurar las inversiones previstas por el Estado y la propia compañía junto a Iberdrola para instalar una fábrica de baterías eléctricas al lado de la SEAT.
En plenas negociaciones para la formación de un nuevo gobierno de la Generalidad, las dos principales formaciones independentistas han puesto por delante de las inversiones y los puestos de trabajo sus cálculos partidistas. Nada nuevo, salvo que en esta ocasión y desde el Gobierno se había deslizado la teoría de que ERC mostraría su supuesto perfil pragmático. No ha sido así.
Sin embargo, una figura clave para el separatismo, el jefe o major de los Mossos d'Esquadra, Josep Lluís Trapero, recientemente absuelto en la Audiencia Nacional, ha roto el boicot separatista y ha cumplimentado al Rey en su visita a la planta de Martorell. Trapero se ha cuadrado ante el monarca, una imagen que ha causado conmoción entre los separatistas. El consejero de Interior, Miquel Samper (JxCat), ha tratado de justificar la presencia de Trapero por "razones operativas" y ha añadido que "si el major cree que debía estar presente, por mí, perfecto".
En los últimos días y a raíz de los disturbios tras el encarcelamiento de Pablo Hasél, el papel de los Mossos ha sido fuertemente cuestionado tanto por ERC como por JxCat a pesar de que el consejero pertenece al partido de Puigdemont. Ambos se han plegado a las tesis de la CUP, que considera que se debe modificar el modelo policial y eliminar a los antidisturbios.
El malestar en los Mossos
El aluvión de críticas ha provocado un enorme malestar entre los mandos, los agentes y los sindicatos. La policía autonómica se considera traicionada por sus jefes políticos y se prepara para grandes cambios y hasta para purgas si los separatistas logran formar un nuevo gobierno. Se da por descontado que la consejería pasaría a manos de ERC, que le ha prometido a la CUP toda clase de reformas.
Trapero, en principio, es intocable. El separatismo lo erigió en héroe tras su exposición mediática a raíz de los atentados islamistas de las Ramblas y Cambrils. El independentismo forjó sobre la figura del jefe policial la teoría de que Cataluña estaba perfectamente preparada para asumir la independencia. Su cuestionada actuación durante el golpe de Estado, con mossos enfrentados a guardias civiles y policías nacionales y aplaudidos por el público separatista en los colegios donde se votaba, le generó todavía más simpatías entre el independentismo. Su línea de defensa en el Supremo y en la Audiencia, basada en un supuesto plan para detener a Puigdemont si los jueces se lo hubieran pedido, se interpretó como una argucia de defensa.
Sin embargo, la actuación de los Mossos en los últimos disturbios causó los primeros recelos sobre la figura del major, de quien se ha llegado a decir que dirigió en persona y equipado como un agente de antidisturbios la "represión" de una manifestación en el barrio de Gracia por el rapero Hasél. Que este viernes se haya cuadrado ante Felipe VI le ha puesto definitivamente en la diana separatista.
Críticas de la oposición a Aragonès
En cuanto al acto en sí, PSC, Vox, Ciudadanos y el PP han coincido en subrayar la irresponsabilidad del ejecutivo autonómico por poner en riesgo las inversiones previstas en una de las pocas grandes empresas que a pesar del golpe de Estado de octubre del 17 decidió mantener su sede social en Cataluña. Aragonès no ha dado la talla de lo que debe ser un presidente de la Generalidad y ha estado en la línea marcada por Torra, han asegurado.
El Rey, el presidente del Gobierno y la ministra de Industria, Reyes Maroto, han estado acompañados por el presidente del grupo Volkswagen, Herbert Diess, y el de Seat, Wayne Griffiths. El alcalde de Martorell, Xavier Fonollosa, del PDeCAT, también ha roto el boicot separatista personándose en el evento de una empresa clave para la prosperidad de su municipio. El llamamiento hecho ayer por los empresarios para que la Generalidad se centre en la recuperación económica ha tenido un eco nulo.