La decisión de Pablo Casado de abandonar su sede de la calle Génova 13 tras el fracaso de las elecciones catalanas no ha provocado una oposición interna exacerbada en el partido. La mayor parte de los miembros de la dirección del PP aceptan este cambio con agrado. Incluso en el entorno más cercano del líder popular le felicitan por la decisión.
Pero no todas las voces dentro del PP comparten que esta mudanza vaya a tener el objetivo que Pablo Casado puso sobre la mesa el día de su anuncio: dejar el pasado atrás y alejarse de la corrupción.
Diputados, miembros de la Junta Directiva y barones apuntan a que "este cambio no va dar los frutos esperados". Creen que el problema del caso Bárcenas, los malos resultados de las pasadas elecciones catalanas del 14 de febrero y el comienzo de la caída en las encuestas a nivel nacional "no se pueden tapar" con un "simple golpe de efecto". "Los problemas de fondo, como la falta de un proyecto claro, no desaparecen con una mudanza", sentencian.
En público, tan solo ha hecho una reflexión crítica el barón gallego Alberto Núñez Feijóo que esta semana ha asegurado que "no parece razonable" abandonar la sede de "una empresa, organización o partido político" cuando se "tienen problemas con algunas personas o dirigentes".
"Se deben millones de euros"
El presidente de Galicia también daba esta semana el otro gran motivo de este traslado de sede: "No sé si se va a vender porque se debe un porrón de dinero. Se deben millones de euros. No es que el PP esté muy boyante de dinero".
"Si es una razón económica, es comprensible, pero que no digan que es un movimiento para desprenderse del pasado", dice un miembro de la formación durante la época de Mariano Rajoy. Desde la anterior cúpula del PP también afean a Casado que con esta decisión haya "aceptado las tesis de los adversarios" sobre la corrupción, "aceptando ya parte de la condena".
Por último, dirigentes autonómicos del PP también consideran que Casado cuenta con ellos "a conveniencia" ya que el pasado martes, cuando anunció la mudanza de la sede, lo hizo en un Comité telemático, en el que los dirigentes regionales no estaban en Génova, y sin avisarles previamente. De los presidentes autonómicos del PP, tan solo Díaz Ayuso tomó la palabra ese día tras la intervención de Casado para felicitarle por la decisión. Los demás, sorprendidos por el anuncio, mantuvieron silencio.