El Mundo
"Moncloa teme que Illa no gane por la abstención". Vaya con la jugadita maestra del efecto Illa. En realidad, nadie da un duro porque algo cambie en Cataluña. Pero no solo está el Gobierno de los nervios. Casado está literalmente acojonado. "El sorpasso de Vox a los populares implicaría a Pablo Casado, tras haberse volcado como ningún otro líder estatal en la carrera electoral catalana con visitas semanales a la comunidad desde ya mucho antes de que arrancara la campaña. Impedir que la formación presidida por Santiago Abascal irrumpa en el Parlament rebasando al PP y relegándolo a la última posición del arco se antoja una meta imprescindible para evitar que el liderazgo de Casado y la capacidad de su partido para reunificar el centro derecha sean cuestionados". Casado no da la talla para reunificar nada, dicho sea sin ninguna acritud.
Arcadi Espada no perdona a Casado su entrevista en RAC1. "Para agradar a La Vanguardia, Casado habría mentido: en octubre de 2017 habló y defendió a la policía. La razón inmediata de que un político mienta es que espera obtener réditos (…) Casado sabe también que la exhibición de su mentira no va a reportarle perjuicios. Tiene motivos próximos y fundados para pensar así: el alud de mentiras de sanchez (sic) le ha permitido llegar a presidente; y desde ese día ha seguido mintiendo sin mayor erosión aparente". Ha convertido la mentira en un verdadero arte.
En cuanto al episodio incomprensible de Illa con la PCR, "la sospecha sobre Illa no solo es el resultado de la resistencia a revelar un dato. Es también el resultado de la demagogia. Que la demagogia de la que participa se le haya vuelto en contra es una noticia que me llena de una felicidad no por negativa menos real". Pues eres el único que tiene algo que celebrar hoy.
"Habrá un parlamento catalán donde los inútiles y los inmorales formarán mayoría". Es que son la mayoría, Arcadi.
El País
"Cataluña se juega en las urnas superar una década de fractura". El editorial suplica a los catalanes que vayan a votar en masa. "Se trata de una convocatoria electoral de trascendental importancia para Cataluña. En primer lugar, porque es ocasión para aclarar el camino hacia el futuro de una sociedad que necesita alejarse de una década nefasta como la pasada", y "en segundo lugar, porque el reto de la gestión sanitaria y económica vinculada a la pandemia requiere un esfuerzo de gobernanza sin parangón en una generación".
El compromiso firmado de los separatistas de no gobernar con el PSC "produce desoladoras consideraciones sobre lo difícil que será superar la anterior etapa. No caben ingenuos optimismos; pero tampoco rendirse al pesimismo". "Urge la apertura de una nueva etapa que permita desinflamar el conflicto. Ello requerirá, es evidente, diálogo". Ya estamos otra vez con la política ibuprofeno.
"Las elecciones catalanas deciden la política española", dice Cué. "Las consecuencias de esas posibles derrotas, la del PP, la de Cs, la de ERC, la caída de Podemos, tienen en vilo a toda la política nacional. Está en juego la estabilidad del Gobierno y de la oposición. Pocas veces unas elecciones regionales han marcado tanto el destino de una legislatura".
Y es que podría ser que si a ERC no le va bien, podrían verse en la tesitura de tener que darle aire a Sánchez en el Congreso. "En la Moncloa no lo creen. "No tienen margen. No hay otra opción razonable. ¿Qué van a hacer, abrir el paso a la derecha?". No llegará la sangre al río.
Tampoco ven en Moncloa que peligre la coalición. "El escenario de una ruptura sigue pareciendo muy lejano por una razón evidente: no hay alternativa". ¿Pues entonces por qué están en vilo?
Solo una cosa importa en estas elecciones: Vox. "De estos comicios saldrá una pregunta que devora al PP pero inquieta a toda la política española: ¿cómo parar a Vox?". Seguro que eso no le inquieta nada a Sánchez, Cué, no nos tomes por tontos.
ABC
"Cataluña, entre seguir en el bucle o comenzar a enterrar el procés". "Cataluña seguirá instalada probablemente en el empate político. La perspectiva no es nada estimulante", dicen con cara de funeral.
"El resultado electoral en Cataluña tendrá consecuencias obvias en la política nacional. La capacidad de resistencia de Cs o la hipótesis de que Vox supere al PP son elementos a tener en cuenta. Por parte del Gobierno, también hay mucho en juego. Una derrota de ERC en manos de Junts podría leerse como una amonestación del electorado independentista a la política de diálogo que proclama la actual dirección republicana, siempre volátil a la presión de la militancia, poniendo en cuestión el apoyo de los de Junqueras al Gobierno". Vamos, que Sánchez ha hecho un pan con unas tortas no dejando que se aplazaran.
También Ignacio Camacho está depre. "El constitucionalista catalán tiene hoy pocos motivos de aliento. Su mejor perspectiva es un candidato cuyo más reconocido mérito es el de mentir con lenguaje educado y semblante circunspecto. Cs es una balsa a la deriva; la lealtad del PSC a la Carta Magna depende de los socios y del momento; el PP es el aspirante más cualificado al último puesto y Vox se ha abierto hueco encarnando el desahogo del cabreo". Vaya panorama.
Y ni les cuento José María Carrascal. "Lo único seguro de estas elecciones es que no van a arreglar nada. Al revés, van a complicar las cosas más de lo que están. Pues esa desgana que trae la frustración va a beneficiar únicamente a los extremos. En la derecha, a Vox, en la izquierda, los grupúsculos antisistema". Pues si que estamos bien, ¿pero no era la fiesta de la democracia?
Pone la guinda Luis Herrero. "Habrá quien piense, y no sin razón, que el secesionismo catalán no dejará que el Gobierno caiga para evitar la llegada de otro menos propicio a sus intereses. Y acaso sea eso lo más peligroso de todo. ¿Qué precio exigirán a cambio de mantener a Sánchez en su poltrona? Pincho de tortilla y caña a que si no se adelantan las elecciones para evitar el chantaje tendremos referéndum en Cataluña antes de 2024. Y si no, al tiempo". Yo no apuesto, que siempre las pierdo todas.
La Razón
"Sánchez se juega la estabilidad". "El resultado de las elecciones catalanas marcará el futuro de las alianzas con ERC en el Congreso". Verán como no.
"Hay miedo a votar, hay cansancio del procés y la abstención será muy asimétrica, con una demoscopia que apunta a que se llega al día de la votación con una cifra de indecisos que supera el 22 por ciento".
Tampoco en este periódico están para fiestas. Pase lo que pase será malo, dice Jorge Vilches. "En el caso improbable de que ganara con mayoría absoluta un partido antinacionalista, una opción que no contemplaría ni Lewis Carroll, tendríamos incendiadas las calles de Cataluña. Si ganan ERC o JxCAT, dos caras de la misma moneda, se sentirán con la legitimidad suficiente como para exigir a Sánchez una mesa bilateral que negocie un referéndum vinculante". "El fracaso de Sánchez puede ser épico". Pues solo eso ya es motivo para alegrarse, arriba ese ánimo. Si Cataluña se lo lleva por delante les perdonaremos la lata que dan.