Vox ha irrumpido en el Parlamento catalán superando, incluso, la hazaña de Andalucía. El partido ha conseguido 11 escaños con un 7,6% de votos, convirtiéndose en la cuarta fuerza política de Cataluña, por delante del PP, al que casi cuadriplica en número de escaños, y de Cs, al que casi dobla en diputados. Suma más representantes que las otras dos formaciones juntas.
Los de Abascal se convierten así en el referente del centro derecha en Cataluña, en una plaza especialmente complicada para los partidos constitucionalistas, y en la que han sufrido todo tipo de ataques violentos durante la campaña electoral.
El partido ha logrado representación en las cuatro provincias catalanas, incluido bastiones tradicionales del separatismo, al conseguir 7 diputados por Barcelona, 2 por Tarragona, uno por Gerona y otro por Lérida.
Es la primera vez que Vox supera al PP en unas elecciones autonómicas, y lo hace cuando ambos partidos sometían a examen sus estrategias después de la moción de censura a Pedro Sánchez y el giro dado por Pablo Casado.
La gestión de la situación en Cataluña tras el 1-O propició el auge de Vox en toda España, lo que confiere a estas elecciones un especial simbolismo para la formación, que ha conseguido, con un discurso de unidad nacional, sin apenas diferencias entre territorios, penetrar con fuerza en una comunidad con presencia de partidos nacionalistas.
Abascal evita caer en el triunfalismo
A pesar del éxito, Santiago Abascal ha valorado el resultado como "modesto", aunque "meritorio", por el clima de violencia que ha "promovido la Generalidad, tolerado la consejería de Interior y jaleado la vicepresidencia del Gobierno y algunos medios de comunicación", ha dicho durante su intervención, en la que ha evitado las celebraciones y ha comparecido con semblante serio.
El líder de Vox ha agradecido a sus candidatos, simpatizantes y apoderados el trabajo hecho durante la campaña, "la más dura que ha vivido un partido en Europa", y ha calificado como "malo" los resultados en toda Cataluña. "Tenemos poco que celebrar", ha dicho, a pesar de la alegría y los aplausos de los presentes.
"Son unos malos resultados para España y, por tanto, son unos malos resultados para Vox", ha asegurado Abascal, evitando así caer en el triunfalismo y en una "euforia absurda". Sí ha prometido, trabajar para "recuperar la libertad para todos los catalanes", después de proclamarse "la primera fuerza política nacional en Cataluña", excluyendo a los separatistas y, también, al PSC.
El candidato de Vox, Ignacio Garriga, menos contenido que Abascal en su alegría, ha prometido a los más de 200.000 catalanes que les han votado que "no les van a defraudar" como "líderes de la oposición". "Queda mucho camino que hacer", ha asegurado, en la línea de lo dicho por el presidente del partido. "No nos dejemos llevar por la euforia, hemos ganado una batalla pero no es una victoria", ha asegurado entre gritos de "libertad, libertad", de los presentes.
El resultado en Cataluña supone para Vox romper con el muro que parecía separarles del norte de España donde, hasta ahora, habían obtenido sus peores resultados, especialmente si se comparan con los de Andalucía y Murcia, sus principales caladeros de votos. En Galicia se quedaron fuera del Parlamento y en el País Vasco lograron un diputado.