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El pánico a ser mesa electoral el 14F: "Estoy que no vivo por culpa de los cálculos políticos"

Autónomos que temen por su trabajo, personas a punto de operarse o con familiares con factores de riesgo se muestran literalmente aterrados.

Autónomos que temen por su trabajo, personas a punto de operarse o con familiares con factores de riesgo se muestran literalmente aterrados.
Detalle de uno de los kits electorales para las elecciones catalanas del 14F, con desinfectante, guantes y equipos de protección individual. | EFE

"A mi hijo de 18 años le ha tocado ser presidente de mesa electoral y todavía no se lo he dicho", nos confiesa Ana al otro lado del teléfono. Faltan seis días para que se celebren las elecciones en Cataluña y los nervios están a flor de piel. Y no entre la clase política, que también, sino entre los miles de ciudadanos que han sido llamados a participar del operativo y que, en plena pandemia, temen echar por tierra de golpe y porrazo todas las precauciones que llevan tomando desde hace ya casi un año.

En el caso de Ana, a ese temor se suman los duros recuerdos del pasado mes de abril, cuando su padre falleció por coronavirus tras permanecer ingresado dos semanas. "Yo sé lo que es que te llamen y que te digan que tu padre está muy grave, pero que no hay respiradores. Al día siguiente me volvían a llamar y me decían que ya tenían respirador, pero que no respondía. Fue terrorífico y así estuvimos 16 días en pleno confinamiento".

El miedo de los que lo han vivido de cerca

Desde entonces, los suyos no se han relajado ni un solo día. Siguen desinfectando uno a uno todos los productos que compran en el supermercado, limpiándose la suela de los zapatos al llegar a casa y, por supuesto, han reducido al máximo su vida social. "Esta Navidad la pasamos los tres solos y mi hijo se pasa toda la semana encerrado en casa. Igual sale el sábado por la tarde a dar una vuelta con sus amigos, pero es muy responsable".

A esa responsabilidad no sólo ha contribuido la muerte de su abuelo. También, la experiencia de dos compañeros de universidad que el pasado mes de octubre tuvieron que ser ingresados y, a pesar de tener 18 años, lo pasaron muy mal. "Eso le asustó una barbaridad, porque uno de los chicos se hizo fotos con el respirador, las pasó por el grupo de clase y eso les concienció muchísimo", explica Ana.

Ahora, esta madre teme el momento de comunicarle a su hijo que el próximo domingo no sólo podrá votar por primera vez, sino que, muy a su pesar, estrenará su mayoría de edad siendo presidente de una mesa electoral en Hospitalet de Llobregat. Su marido padece de hipertensión, pero eso no ha sido suficiente para poder presentar alegaciones. "Estamos nerviosísimos. Quizás sea por todo lo que hemos pasado, pero te lo digo de verdad, estoy que no vivo".

Para Ana, como para tantos otros catalanes, la celebración de estas elecciones supone una incoherencia de principio a fin. "Nos dicen que no salgamos, nos cierran los bares, los centros comerciales y ahora resulta que esto sí, lamenta. Me da muchísima rabia que todo sea por culpa de los cálculos políticos de este Gobierno, y eso es lo que más me fastidia".

"Soy autónoma y necesito trabajar"

Desde Barcelona, María comparte su indignación. A ella le ha tocado ser suplente de presidente, pero es consciente de que tiene muchas papeletas de escalar o de ser destinada a otro colegio electoral en el que haya problemas para completar las mesas.

Ella es una de las más de 20.000 personas que han presentado alegaciones —en su caso, por una operación programada para el próximo día 15—, pero sigue sin recibir respuesta. "Y si no me dicen nada, ¿cómo tengo que interpretar ese silencio?", se pregunta. A pesar de las dudas, y puesto que su operación no es de carácter urgente, María nos cuenta resignada que, en todo caso, acudirá al colegio que le corresponde para evitar una sanción.

Sin embargo, lo hará sabiendo el peligro que su misión entraña tanto para su salud, como para su economía. "Yo soy autónoma y necesito trabajar. Estoy intentando no ir a ningún sitio para evitar contagiarme y ahora me obligan a estar rodeada de miles de personas en un sitio cerrado durante horas", denuncia.

Su marido es médico, lo que la hace ser más consciente si cabe del riesgo que supone celebrar unas elecciones en plena pandemia. "Estar tanto tiempo en un lugar cerrado y hablando constantemente, aunque sea con mascarillas, implica un riesgo medio-alto", advierte. Todo dependerá de la ventilación, pero las posibilidades para los miembros de la mesa electoral son más que evidentes: "El que viene a votar y se va tiene menos peligro. El peligro es para los que vamos a pasar allí todo el día, codo con codo".

Los positivos sí podrán acudir a votar

Como muchos ciudadanos, María no entiende por qué han decidido seguir adelante con las elecciones o "por qué no se ha obligado a todo el mundo a votar por correo". Y es que el peligro no sólo radica en que alguien acuda a votar sin saber que está contagiado. Lo que más temen aquellos que han sido designados para formar parte de una mesa electoral, es que, a diferencia de lo ocurrido en Galicia y País Vasco, en Cataluña los positivos sí podrán acudir a votar presencialmente.

Las autoridades sanitarias han recomendado que lo hagan en la franja de 19:00 a 20:00 horas, cuando ya haya votado el resto de la gente. Entonces, instarán a los miembros de la mesa electoral a ponerse un EPI. Sin embargo, se trata de una mera recomendación, por lo que puede que acudan en cualquier otro momento del día en el que éstos solamente estén protegidos por una mascarilla, sin que nadie sea consciente de ello. "El covid no se nota de primeras —advierte María—. No te pones amarillo".

De hecho, es probable que en esa franja horaria acuda menos gente, sobre todo en los barrios más pequeños, donde los positivos temen ser estigmatizados. Y en todo caso, tampoco está claro cuál es la mejor opción, ya que, si todos acudieran a la misma hora, la carga viral sería tan elevada que podrían poner en riesgo a los ciudadanos que participan en el operativo electoral y que, a priori, están sanos.

A los miembros de la mesa electoral se les hará un test de antígenos unos días antes, pero muchos lamentan que ni siquiera se les someta a una PCR. "Los test de antígenos no son 100% fiables", apunta María, que si algo tiene claro es que todo en estas elecciones pandémicas es un despropósito: "Me siento como si estuviera comprando todos los boletos para que me toque la lotería de la covid".

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