Albert Boadella y su esposa tratan de recuperarse tras haber sufrido la enfermedad del coronavirus. Eligieron para ello la casa que el dramaturgo posee en la localidad gerundense de Jafre, en la comarca del Ampurdán. Debió creer que los separatistas más chulos y perdonavidas del pueblo y alrededores no repararían en su presencia o que tendría otras cosas en las que ocuparse. Se equivocó.
Además de los gritos, los insultos y las pintadas habituales, los separatistas lanzaron una pelota con la inscripción "Boadella, cabrón", un aviso para que el fundador de Els Joglars sepa que está controlado, que no se olvidan de él y que no le perdonan que no sea separatista.
Boadella y su familia llevan años sufriendo el acoso de los independentistas en Jafre, una localidad en la que ofició de párroco el actual obispo de Tarragona, Josep Planellas, quien protagonizó un encontronazo con la esposa de Boadella, Dolors Caminal. Ella se quejó de que el entonces párroco permitiera que una estelada de grandes dimensiones ondeara en el campanario. Planellas le contestó de mala manera que si no le gustaba pusiera ella una bandera española en su casa. A pesar de esta clase de actitudes y de no haber condenado jamás los ataques e insultos contra la familia del dramaturgo, el cura fue ascendido a obispo en 2019.
Otro de los incidentes sufridos por la familia de Boadella fue la tala de tres cipreses que adornaban la entrada a la casa, un episodio sucedido un año antes del golpe de Estado separatista. A pesar de los ataques, Boadella no ha cejado en su compromiso con la libertad y en contra del pensamiento único de los nacionalistas.