El Mundo
"El PSC aprovecha el voto por correo por la pandemia para urgir a votar antes de que se evapore el efecto Illa". Pues sí que tienen poca fe en su candidato si creen que se va a evaporar en quince días.
Lucía Méndez esta embobada con Illa. "La difícil gestión sanitaria de este año de muerte y desolación ha incubado a un líder político. Salvador Illa, el hombre atento y educado que no alza la voz ni responde a los insultos, se ha convertido en el candidato a batir el 14-F". Le han convertido, Lucía. El publicista Redondo se ha inventado un personaje al que llaman "Efecto" y nos lo están metiendo hasta en la sopa.
Marisa Cruz también sucumbe ante el "Efecto". "Illa tiene un arma que le da ventaja y con la que ha desconcertado a aliados y a adversarios. Un arma vieja y desterrada por las actuales fuerzas políticas: el tono moderado, en las antípodas del exabrupto; la amabilidad en el extremo opuesto de la agresividad, y la actitud humilde en el polo contrario a la chulería. Una gestión pésima, con los peores datos de Europa, y, pese a ello, su previsible desgaste como cartel electoral parece ser mínimo". Algunos estamos del señor educado hasta la coronilla. Venden el efecto Illa como si fuera un perfume. Y quedan quince días.
Federico Jiménez Losantos también habla de las elecciones catalanas, aunque gracias a Dios no nos vende efecto Illa ni señor moderado. "Tres años después, el PSC dice que "todos cometimos errores" (ellos, más: apoyar el golpismo, combatirlo y apoyarse en él para llegar al poder). Casado, que el PP quiere ser "parte de la solución y no del problema" (luego oponerse al golpe, que sigue adelante, era "parte del problema"). Y Cs, el partido más votado entonces, es el más arrepentido ahora. A la capitulación centrista ha añadido la melaza de "abrazos". Y en vez de Inés y Carrizosa abrazándose a sí mismos, metáfora de su naufragio, han robado, con las ideas del PSC, cuatro fotos: dos chicas con Satisfyer, un cómico progre buscándose algo en la espalda y un señor estreñido, imagen de su atasco en las encuestas".
El País
"El 'todos contra Illa' soterra la pugna independentista entre Junts y ERC". Xavier Vidal Folch lo tiene claro, o Illa o Aragonés. A Laura Borrás "ningún grupo parlamentario decente la votaría", dice con total convencimiento. Solo Illa y Aragonés "tienen programa, partido y capacidad de alianzas". ¿Y por qué no se lo juegan a los chinos y anulan las elecciones? Pueden alegar razones de salud.
"El clan de Waterloo carece de programa", sigue con la matraca "cansina de su proclama unilateralista". "Tras diez años sin cosecha, ese discurso parece volverse de color sepia, razón adicional para futuros indultos". ¿Que un delito pase de moda es razón para un indulto?
El periódico deja hoy de lado su campaña contra Ayuso para dedicarse a la otra, la de ningunear a Iglesias.
"Iglesias pelea por su trozo de cielo". "El cielo era esto: ser socio minoritario de un Gobierno de coalición y ejercer de conciencia izquierdista del partido socialdemócrata al que un día soñó con reemplazar. Pablo Iglesias parece asumirlo sin muchos complejos. Incluso tratando de hacer de la debilidad virtud. Para llegar al cielo debió conformarse con una pequeña parcela". Hombre, no está tan mal.
El País no está de acuerdo, ve en las sobradas del moñas "una estrategia defensiva, de resistencia, aunque a primera vista pueda dar la impresión de que esté jugando al ataque". Y entonces ¿por qué les preocupa tanto?
"Iglesias ha visto su espacio político achicarse, su organización vaciarse y su estrategia de supervivencia consiste en agarrarse al Gobierno". "Es su única garantía para seguir transitando el cielo". Pues como Pedro Sánchez. Resulta que sin los votos de Podemos saldría de Moncloa en un visto y no visto. Que no nos tomen por tontos, aquí tanto monta monta tanto.
ABC
El diario de Vocento tampoco está muy entusiasmado con las elecciones catalanas, pero le dedica su editorial. "Cataluña va a votar el 14-F su nuevo parlamento, pero no hay muchos motivos para el optimismo por sus resultados. Mientras la izquierda se comporte como la nave nodriza del independentismo, regándolo con poder, influencia y competencias y perdonando sus excesos —indultos, reforma de la sedición—, el separatismo no cambiará de estrategia. No basta con cambiar de gobierno en Cataluña si las bases de la ruptura separatista van a permanecer". ¿Pues para qué darle más vueltas? Sobre Cataluña ya está todo dicho.
Luis Ventoso lleva fatal la holgazanería de los podemitas. Ya le ha dedicado varias columnas. "Iglesias es probablemente el vicepresidente más vago de Europa. Él y su mujer ocupan ministerios vacíos, secretarías de Estado engordadas para cumplir con el pacto de la coalición. No dan palo al agua y el público los ha calado. El futuro del Partido Gandul serán unos quince escaños, como el PCE de antaño, pues no dejan de ser su prolongación perezosa, pueril y con coleta". Ya, pero el moñas y su parienta tienen garantizado el suculento sueldo de por vida.
Ignacio Camacho nos pone las pilas. "No hay vacunas y no las va a haber. El calendario de vacunación no va a cumplirse prácticamente en ningún sitio, y desde luego no en España ni en la Europa comunitaria". Así que no se entiende la perra de Sánchez con seguir mintiendo. "Por mucho que se haya acostumbrado a la impunidad de sus mentiras, alguna vez le pasará factura el abuso de la invención propagandística".
"El discurso triunfalista es mala estrategia: la credibilidad hay que merecerla y no se obtiene precisamente negando las evidencias. Más tarde o más temprano, los españoles se acabarán cansando de que los traten como a párvulos. Y entonces no habrá coartadas para disimular el fracaso". Sánchez no lo sabe, pero ya no nadie le escucha y nadie le cree.
La Razón
Como estará la cosa de sosa que hasta entrevistan a Pedro Duque. Como si tuviera alguna importancia lo que pueda decir el astronauta.
"Illa coge impulso y se acerca a la cabeza", dice la encuesta de los lunes. A ver si pasamos estos 15 días rapidito y dejamos de hablar de Illa y Cataluña. Porque para colmo, dice Vicente Vallés que "el asunto predominante sigue siendo el procés". Y eso es más de lo que podemos aguantar las personas humanas. ¡Más procés, no! Tenga piedad.
Así las cosas me veo obligada a amenizar el soporífero panorama mediático con un cotilleo de Marhuenda en el Submarino. "Asevera el dicho que el roce hace el cariño, o, al menos, engrasa las relaciones personales. Ha sido así entre José Luis Ábalos y Macarena Olona", cotillea. "El propio ministro nunca ha creído necesario ocultar su buen rollo con quien ha pasado por ser un azote del Gobierno en la Cámara Baja. De hecho, ha llegado a hacer gala de ello ante sus compañeros. Cosas veredes". Qué historia tan bonita. Marhuenda, nos alegras el día.