El plan de vacunaciones propio contra el coronavirus del Ministerio de Defensa hace aguas por todos los lados. Una muestra de ello es que el contingente de 130 militares recién desplegados en Rumanía en la misión de Policía Aérea de la OTAN y para controlar la amenaza de Rusia se ha desplegado en este país del Este de Europa sin haber recibido ninguna de las dosis de la vacuna contra la covid-19, incumpliendo de este modo los protocolos de la Alianza.
Fuentes del departamento de Margarita Robles han explicado a última hora de este martes que "no han podido ser vacunados antes del despliegue ante la imposibilidad de poder suministrarles la segunda dosis a tiempo en España" –se desconoce por qué no se puede llevar esa segunda dosis a Rumanía–, un contratiempo del que ya han informado a los socios de la Alianza.
Las mismas fuentes han mostrado su esperanza en que "al ser ya personal de la OTAN, les podrían vacunar allí los aliados", en alusión especialmente a Estados Unidos, que también tiene tropas en la base Mihail Kogalniceanu, situada en Constanza. Allí estarán los seis cazas de combate Eurofighter españoles –cuatro en activo y dos de reserva– durante un periodo de dos meses. Precisamente, Defensa resta importancia al hecho porque es "una misión corta".
Lo más llamativo es que este mismo martes, pocas horas antes de conocerte este hecho, la subsecretaria de Defensa, Amparo Valcarce, había dado la vuelta al protocolo de vacunación de Defensa diciendo que la orden era vacunar únicamente a los sanitarios militares, y no al personal que iba a ser desplegado en misiones y unidades operativas (con sus mandos) tal y como había venido explicando Defensa desde principios de mes.
Con esta explicación, Valcarce venía a poner en duda que hubiera sido correcto vacunar a los efectivos de las Fuerzas Armadas que van a salir de misión en las próximas semanas y que sí han empezado ya su proceso de vacunación, como es el caso de dos tripulaciones de la Armada y de los próximos relevos de Líbano o Irak.