El Gobierno "gafe" de la "maldición bíblica": "Solo falta la visita de un OVNI"
Empieza bien el año. Otra vez confinados, esta vez por la nieve, y de nuevo el Gobierno a la luna de Valencia.
El Mundo
"Madrid pelea por salir del caos y el Gobierno relativiza los daños". Rosell editorializa sobre la desaparición de Sánchez, del que nada se supo durante días.
"Con medio país prácticamente paralizado desde el viernes, las principales vías de comunicación —incluidas estaciones de tren o aeropuertos como Barajas— cerradas, varias víctimas mortales, miles de damnificados y situaciones de tanta gravedad como la imposibilidad por parte de muchos ciudadanos de acceder incluso a los hospitales, Pedro Sánchez debió de quedarse hipnotizado por el efecto relajante que provoca la blanca nieve vista desde la confortable distancia y no hizo aparición pública alguna hasta ayer, casi 48 horas después de que la borrasca Filomena empezara a causar enormes estragos", ironiza.
"El anuncio de Moncloa de que el presidente acudía al Comité Estatal de Coordinación y Dirección del sistema nacional de Protección Civil para informarse de la situación sonó a broma que hubiera provocado fuerte hilaridad si el temporal no estuviera causando tantos daños". ¿No pudo sacar el Falcon?
El inútil de Sánchez "ha vuelto a actuar como hizo durante las semanas de 2020 en las que llegaban serias alertas sobre la pandemia a las que el Gobierno hizo caso omiso". Él a su bolilla. "Qué distintas hubieran sido las cosas si, por ejemplo, los efectivos de la UME hubieran estado desplegados desde el viernes por la mañana o si las máquinas quitanieves del Ministerio de Fomento hubieran funcionado como es debido. A lo peor es que el presidente Sánchez no se enteró hasta ayer de que había nevado. Todo puede ser".
Federico Jiménez Losantos cree que el estado de las autonomías es una auténtica calamidad. "Ni en la reciente nevada ni en la incesante pandemia se ha demostrado otra cosa que la absoluta e irresoluble descoordinación de estos pedazos del antiguo Estado Central, convertido hoy en un Estado que se cae a pedazos".
"Las autonomías son incapaces de sustituir al Estado Central y de renunciar a suplantarlo. La arbitrariedad con que presidentillos autonómicos confinan regiones enteras en función de la estadística del día, nunca fiable, y del susto mediático, más importante que vidas y haciendas, es propia de despóticos señores feudales. Es imposible coordinar nada en un Estado cuyo Gobierno y gobiernillos comparten rebelión o compiten en incompetencia". Y con un gobierno central en permanentes vacaciones. Porque trabajan menos que los Reyes Magos.
El País
Siempre atento al interés ciudadanos, El País nos lanza una exclusiva que seguro que les hará olvidar a Filomena. "El pacto España-Reino Unido prevé demoler la verja de Gibraltar". ¿A quién le importa no poder circular, no poder ir a trabajar, no poder salir de casa? La verja de Gibraltar, no se habla de otra cosa.
Sus dos editoriales también demuestran que el periódico sanchista está siempre a la rabiosa actualidad. "La oposición y la UE deben buscar nuevas vías para democratizar Venezuela" y "Es urgente prevenir y hacer seguimiento de las consecuencias psicológicas a largo plazo de la pandemia". Ahora ya entendemos por qué el presidente no se enteró de que una tormenta se abatió sobre Madrid. Lee El País.
Toda ausencia de crítica a la desaparición del Gobierno la dejan para Ayuso.
"Ayuso y Almeida: dos estilos ante el colapso de Filomena. La Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de la capital han pilotado la mayor nevada de Madrid en el último siglo de manera muy diferente". Almeida, genial. "De noche, se puso al frente del Plan de Emergencias Invernales, reunido en el parque de Bomberos de la calle Alcalá, empezó a coordinarse también con el delegado del Gobierno, José Manuel Franco. A las 23.30, solicitó la intervención del Ejército. La situación era de caos absoluto. "La situación es de extrema gravedad. Necesitamos que os quedéis en casa", escribió. La cuenta del Ayuntamiento, además, también fue muy activa". "En la Comunidad de Madrid sucedió todo lo contrario". "En total, compartió 29 mensajes en su perfil de Twitter entre el viernes y el sábado y Ayuso, 12". ¿A eso se han dedicado los periodistas de El País en esta crisis? ¿A contar tuits? Eso lo explica todo.
ABC
"Sánchez reaparece al cuarto día para la foto y el PP le acusa de lavarse las manos". Se le vio ayer bajando de un coche y exclamando '¡pero qué ha pasado!, se me van a estropear los zapatos, ¿vosotros sabéis lo que me han costado?'.
Dice el editorial, sin hacer sangre, que "esta adversidad climatológica no debe ser otro motivo de discordia política, sino de superación de las que ha habido en el pasado. Por eso, no sonó bien ayer la duda terminológica con la que el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, despachó la posibilidad de que Madrid sea declarada zona catastrófica. El alcalde de la capital se limitó a decir, con exquisita prudencia, que estaban estudiando si la situación encajaba en la normativa que prevé tal declaración. Grande-Marlaska se precipitó en su respuesta, aunque jurídicamente fuera la correcta. Pudo haber sido más elegante y diplomático, pero reveló ese prurito que le brota al Gobierno de Sánchez cada vez que habla de Madrid, esa tierra resistente a la izquierda". Es odio africano.
Ignacio Camacho cree que todos tenemos parte de culpa. "Estábamos avisados, pues, tanto la población como las autoridades, y esta vez no cabe coartada ni para la imprudencia o temeridad de ciertos individuos ni para la improvisación y descoordinación de los que mandan". "La excusa oficial de que era imposible adivinar el alcance de la borrasca resulta pura y sencillamente falsa".
"La politización del fracaso es un clásico que quizá en esta ocasión no vaya a mayores porque autonomías, ayuntamientos y Ejecutivo central han compartido fallos y la famosa cogobernanza ha derivado, como suele, en un caos".
Lo que sea, pero yo me quedo con lo que dice Colmenarejo. "Solo nos falta la visita de un OVNI". No lo descarten.
La Razón
Entrevista a Pablo Casado. "Sánchez llega tarde pero le apoyaré ante la ola de frío". Sin comentarios ante esta gansada.
Dice el editorial que "todo indica que Sánchez ha vuelto a utilizar la misma estrategia de marketing político que en los peores momentos de la pandemia del coronavirus: quitarse del medio y dejar que toda la responsabilidad recaiga en las comunidades autónomas y, en este caso, en las ciudades, con especial énfasis en la capital, dada sus dimensiones, población y servicios que la mantienen". "De nuevo, vuelve a evidenciarse la falta de liderazgo, empatía y sentido cívico al desaparecer en los momentos más difíciles". Ahí os las compongáis, yo tengo mi Falcon.
"Queda claro que este es un Gobierno sobrecargado ideológicamente, sin sensibilidad hacia las cuestiones que afectan a la mayoría y con una parte de él, la que representa Pablo Iglesias, que aunque tenga atribuciones en aspectos del bienestar común, prefiere seguir manteniendo las batallas que a nadie importa".
También atiza Francisco Marhuenda. "Uno de los aspectos más interesantes de la Nueva Política es que la izquierda populista que nos gobierna nunca es responsable de nada", solo están para "la propaganda y la comunicación".
"Ha existido una gran imprevisión a lo que se une, como siempre, la irresponsabilidad de numerosos conductores que han salido alegres a la carretera pensando que Filomena no les iba a afectar". O que no iba a ser tan salvaje.
"Resulta inexplicable que no reuniera hace una semana el Comité Estatal de Coordinación y Dirección del Sistema Nacional de Protección Civil. Con este nombre tan largo debe ser muy importante. En cambio, el ayuntamiento y la comunidad de Madrid se han volcado utilizando todos los medios que tenían a su alcance, pidiendo a la participación del ejército, lo que atendió con rapidez la ministra Robles su eficacia habitual, y sus líderes, Ayuso y Almeida, al pie del cañón. Los errores del gobierno socialista-comunista no importan, porque para eso está la propaganda y gracias a ello todo le sale, finalmente, gratis total". Sera porque ya nadie espera nada de ellos.
Como dice Jorge Fernández Díaz, tenemos un "gobierno gafe", "una maldición bíblica" y desde que llegaron a Moncloa nos sucede una desgracia tras otra.
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