Este domingo se cumplen dos semanas del inicio de la campaña de vacunación contra el covid en España y el presidente de la Sociedad Española de Vacunología (AEV), Amós José García Rojas, reconoce su inquietud ante la lentitud de la misma. "Me preocupa el ritmo de vacunación, aunque para ser justos hay que decir que hay unos territorios que lo están haciendo mejor que otros", matiza a Libertad Digital.
El epidemiólogo asume que estamos ante una campaña muy complicada por tres razones: "Porque se trata de vacunar al mayor número de personas en el menor tiempo posible, porque la única vacuna que tenemos disponible por ahora en España -la de Pfizer- requiere temperaturas extremas de conservación y porque en el momento en el que se inició la vacunación había mucho personal de vacaciones". Aun así, el presidente de la AEV insiste en que esas dificultades son comunes a todas las autonomías y, sin embargo, "hay algunas que lo están haciendo razonablemente bien".
Asturias, el mejor ejemplo
A su juicio, el mayor problema radica en "cuellos de botella derivados de temas organizativos y de planificación". Por eso, pide a los gobiernos más rezagados que tomen nota de lo que están haciendo los que van en cabeza. En este sentido, el epidemiólogo insiste en que "no hace falta irse a Israel", el país que esta semana ha estado en boca de todos por su rapidez a la hora de vacunar a la población: "Asturias lo está haciendo francamente bien —ya ha suministrado un 75% de las dosis recibidas— y yo creo que hay muchas comunidades que esta semana ya van a haber vacunado a toda su población del grupo 1".
Con todo, el presidente de la Asociación Española de Vacunología tiene claro qué es lo que debe hacer el resto: "Ver dónde están funcionando las cosas, aprender la lección y trabajar en el sentido de mejorar esos aspectos de tipo organizativo que están impidiendo llevar a cabo un ritmo adecuado de vacunación".
Entre otras cosas, García Rojas subraya la importancia de vacunar todos los días, fines de semana y festivos incluidos: "Estamos en pandemia y yo entiendo que cada territorio es un mundo y tiene sus peculiaridades y problemáticas, pero aquí de lo que se trata es de proteger cuanto antes al colectivo más vulnerable, al que ha sufrido los embates más duros de la pandemia, que son los ancianos".
El principio del fin: después del verano
Acelerar el ritmo de vacunación es fundamental para alcanzar la llamada inmunidad de rebaño, que nos permitiría empezar a ver la luz al final del túnel. La llegada de la vacuna de Moderna podría allanar el camino, ya que, a diferencia de la de Pfizer, no exige temperaturas tan bajas para su conservación, por lo que su administración debería ser mucho más sencilla.
Aun así, el presidente de la Asociación Española de Vacunología no se atreve a poner fecha a tan ansiado momento. "Tener un porcentaje amplio de la población protegida y, por tanto, sin posibilidad de enfermar va a depender de los ritmos de vacunación y de que vayamos venciendo las reticencias que algunos ciudadanos manifiestan a vacunarse inicialmente —advierte García Rojas—, pero veo muy difícil, muy difícil, que sea antes de que finalice el verano".
Con el fin de inmunizar cuanto antes al mayor número de personas, hay países, como Alemania, que ya se están planteando retrasar de 21 a 42 días la administración de la segunda dosis de la vacuna. El epidemiólogo, sin embargo, prefiere ser cauto. "Yo sólo plantearía el retraso si hubiera estudios científicos que lo avalasen, porque eso no es lo que está establecido en los ensayos clínicos", advierte.