La disolución por corrupción de Convergencia ha degenerado en tres formaciones principales que se disputan el espacio y no dudan en recurrir a las peores artes para aniquilar a los rivales. Junts per Catalunya (JxCat), el partido del prófugo Carles Puigdemont, aspira a la hegemonía en el espacio posconvergente, pero teme la dispersión de votos hacia el Partido Demócrata Europeo de Cataluña (Pdecat), el partido en el que aún milita Artur Mas, y el Partido Nacionalista Catalán (PNC) de la disidente Marta Pascal.
De ahí que no haya tenido el más mínimo reparo en vetar al Pdecat en las reuniones de que los partidos con representación parlamentaria llevan a cabo en torno a la organización de las próximas elecciones autonómicas, previstas para el 14 de febrero si el coronavirus y las maniobras de unos y otros no lo impiden.
La respuesta del Pdecat ha sido contundente. Tras acusar a Puigdemont de "sectario" y "dictatorial", el número tres de la formación y alcalde de Igualada, Marc Castells, ha asegurado que asistirán a la próxima mesa de partidos para abordar la cuestión "sí o sí". A tal efecto, los "pedecatos" han remitido varias cartas al presidente del "Parlament", Roger Torrent, y al consejero de Acción Exterior, Relaciones Institucionales y Transparencia, Bernat Solé. Cuenta a favor de las pretensiones del partido que Torrent y Solé son de ERC, formación que es la primera interesada en fracturar los restos de Convergencia.
Las encuestas otorgan al Pdecat la posibilidad de entrar en la cámara autonómica con un diputado, que sería la cabeza de lista y exconsejera de Empresa Àngels Chacón, represaliada en la postrera remodelación del "Govern" por no haberse pasado a JxCat. Ese diputado podría ser clave, toda vez que los sondeos estrechan las distancias entre ERC y el partido de Puigdemont a medida que se aproximan los comicios.
Pascal y la "marca blanca" de JxCat
A la pugna entre "pedecatos" y "puigdemonianos" se suma el PNC de Marta Pascal, que fue depurada por Puigdemont en el Pdecat cuando el prófugo dirigía ese partido, que fue el primer heredero de Convergencia. Pascal rechazó primero una alianza electoral con el Pdecat que parecía factible dadas sus buenas relaciones con el presidente de ese partido, David Bonvehí. Más tarde cambió de opinión, pero en ese momento fue el Pdecat quien se negó. A partir de ahí, Pascal ha convertido su antiguo partido en la diana de todas sus invectivas. La candidata del PNC, a quien los sondeos no dan ninguna opción, acusa al Pdecat de ser la "marca blanca" de JxCat por haber pactado con el partido "Convergents", otra derivada de Convergencia dirigida por Germà Gordó, exconsejero de Justicia, mano derecha de Mas e investigado por los expedientes de corrupción del partido que fundara Jordi Pujol, el 3%.
Según Pascal, tal integración electoral (una dirigente de Gordó irá en el número 12 de la lista pedecata por Barcelona) demuestra que el partido "sigue sometido a la línea de confrontación y unilateralidad, anclado en el pasado". Todo lo contrario, según Pascal, que su novata formación, que anda en la recogida de firmas para poder presentarse a las elecciones (se requiere el 0,1% del censo en cada circunscripción) con el lema "Lo queremos cambiar todo".
Castellà, de ERC a Puigdemont
Por otra parte, "Demòcratas", fruto de la extinción de Unió Democràtica, ha logrado integrarse en JxCat. Antoni Castellà, exdirigente del partido del retirado Duran, ha saltado de la bancada de ERC al partido de Puigdemont sin despeinarse. La dirigente de su partido Assumpció Laïlla ocupará el puesto 16 de la lista por Barcelona y él, el 25. Su dogmatismo separatista es muy del agrado, de momento, de Puigdemont.