"El Gobierno de Sánchez nos seguirá necesitando", es la frase más repetida en la cúpula de ERC tras haber sido un apoyo clave para que el Ejecutivo lograse sacar adelante su proyecto de Presupuestos Generales del Estado y a estas alturas, los independentistas están convencidos de que Sánchez seguirá apostando por ser rehén de ERC.
Hasta el momento, los de Junqueras han logrado salirse con la suya apartando a Cs de la ecuación y blindando en Moncloa su sillón de socios preferentes a cambio de: fulminar el español como lengua oficial del Estado, el fin del control financiero a las cuentas catalanas en manos de ERC, un golpe fiscal a Madrid, 2.300 millones de euros en inversiones para Cataluña y la gestión autonómica del Ingreso Mínimo Vital (IMV). Todo ello, vendiendo su "utilidad" en Madrid respecto a los de Puigdemont a dos meses de las elecciones catalanas.
Una importante factura que ERC exhibe con aires triunfalistas en Cataluña pero que tras la decisión del Tribunal Supremo respecto a los golpistas en plena precampaña, corre el riesgo de perder valor entre los suyos. De ahí que dentro de su habitual equilibrismo para justificar su acercamiento al PSOE, la vía del diálogo 'de conveniencia' entrará a partir de ahora, en una nueva fase. Si bien los independentistas admiten en privado que "no fue una sorpresa" la decisión de revocar el tercer grado penitenciario a los nueve presos del 1-O, lo que ha descolocado a ERC ha sido que esa decisión se anunciara 24 horas después de la votación de los PGE en el Congreso.
Los de Puigdemont (JxCAT) no tardaron en salir en tromba a acusar a ERC de haberse vendido demasiado pronto al Gobierno de Pedro Sánchez: "Se hace difícil decir nada después de permitir la aprobación de los presupuestos del mismo Estado que encarcela y reprime", escribía el expresidente Quim Torra en las redes sociales. "Esto es gravísimo y nada es casual en el Estado español, es una posibilidad que hayan esperando a tener los presupuestos", afirmaba también su compañera de filas y portavoz del Ejecutivo separatista, Meritxell Budó, en una entrevista en Cataluña Radio.
El precio de la fidelidad
Estas declaraciones en JxCAT abrían paso poco después a un cambio de rumbo en el discurso de los socios de investidura de Sánchez. Primero con una declaración institucional del presidente del Parlamento y dirigente de ERC, Roger Torrent, y después con una rueda de prensa improvisada del candidato a las elecciones, Pere Aragonès. Ambos compartiendo mensaje: exigir al presidente del Gobierno un compromiso con la libertad de los presos independentistas a cambio de su fidelidad en Madrid.
En su discurso, Torrent acusó al Gobierno de "no atreverse a parar los pies a los enemigos del diálogo", Aragonès optó por advertir que conservar a ERC como socio tendrá un precio cada vez mayor: "No nos detendrán con el Código Penal. Volvemos a poner sobre la mesa la necesidad de una ley de amnistía y un referéndum de autodeterminación". Los separatistas en la cámara catalana podrían iniciar los trabajos para su redactado tras las navidades y posteriormente se remitiría al Congreso a modo de presión. Budó ya lo insinuó la semana pasada.
Junqueras, la clave en campaña
Los presos del 1-O seguirán siendo el eje de los discursos de campaña de ambas formaciones separatistas a la espera de concretar el formato en el que podrán participar en esos actos electorales. Tanto Oriol Junqueras como Raúl Romeva habrán cumplido antes de los comicios una cuarta parte de su condena –Junqueras el 30 de enero, Romeva a principios de febrero– por lo que se espera que su participación sea mucho más activa que la de resto de presos gracias a que podrán gozar de mayores permisos penitenciarios.
Aunque el victimismo contra la "represión del Estado" seguirá siendo el principal mensaje en sus discursos para ERC y JxCAT no sería igual de efectiva, en clave de rédito electoral, la presencia de los presos separatistas en todos los actos de campaña. Lo que para ERC - con su líder en prisión - sería todo un triunfo en su papel negociador con el PSOE y Podemos, para los de JxCAT –con su líder fugado de la justicia– podría suponer, incluso, una desventaja electoral. De ahí que la maniobra del indulto con la que presiona Podemos sería mucho más beneficiosa para ERC. Con los presos en la calle, y en especial con Junqueras, será más fácil dialogar.