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Llantina en el Gobierno: "Cada vez es más difícil ir a un restaurante sin vivir momentos de tensión con algún ciudadano"

Ya tenemos unos presupuestos aprobados con lo peor de cada casa y con una clara intención: agredir a media España.

Yolanda Díaz en un acto reciente. | EFE

El Mundo

"Sánchez encarrila la legislatura atando a Podemos y los separatistas". "Sánchez solo ha podido coronar su plan presupuestario sobre la mentira y la traición", dice el editorial. "Los grandes vencedores de la jornada de ayer fueron únicamente los extremistas. El peronismo económico se acompañará de ataques crecientes a las instituciones, de la Corona a la Justicia, al objeto de anular los contrapoderes democráticos. Y en medio de esta deriva autoritaria y ruinosa, los ciudadanos se encomiendan a la vigilancia de Europa a falta de una oposición unida en torno a la defensa cabal de la democracia del 78, hoy en serio riesgo de extinción". Europa nos mandará al carajo y con razón. ¿A quién se le ocurre votar a un partido de ultraizquierda radical como Podemos que nunca ha ocultado sus intenciones? Tres millones de españoles tienen esa responsabilidad sobre sus hombros.

Federico Jiménez Losantos insiste en que "vivimos un proceso revolucionario para liquidar el régimen constitucional español y proclamar, mediante plebiscitos con todas las garantías venezolanas, o sea, ninguna, la república del País Vasco y Navarra y la de los Països Catalans. Para acolcharlas, trucando las urnas, llegaría una República Confederal Popular que reconocería el derecho de autodeterminación y vicepresidiría Iglesias, hasta el fatal accidente del Falcon". Caramba, Federico, ¿lo del accidente del Falcon es una premonición?

Jorge de Palacio comenta el fenómeno Ayuso. "La cacería contra Isabel Díaz Ayuso no está dando los frutos esperados por el Gobierno, por muchos recursos que invierte en la empresa. Si nos atenemos a la campaña de desprestigio sistemático a la que Ayuso está siendo sometida desde el verano, lo cierto es que el Gobierno no ha logrado disminuir el crédito político de Ayuso. Al contrario, la obsesión de Sánchez con Madrid le ha brindado la oportunidad que necesitaba para darse un papel protagonista en el teatro de la política española".

"Si Ayuso vive un momento dulce es porque ha conseguido mantenerse a flote y convertir en amiga una situación hostil. Su caso debería servir en Génova para calmar la preocupación, casi de naturaleza metafísica, que algunos de los suyos tienen con Vox. Porque el éxito de Ayuso demuestra que allí donde el PP sabe capitalizar la oposición a la política de Sánchez, el partido de Abascal carece de espacio vital". Vamos, que en lugar de buscarle las cosquillas, Teodoro debería tomar nota.

Y da un sabio consejo a Ayuso. Que no se emborrache de éxito, "no dejarse seducir por los cantos de sirena de un éxito político fácil. Echarse en brazos de una política reducida al ruido de la confrontación con Pedro Sánchez", como ha sucedido con las medidas navideñas no lleva a ningún sitio. Hay batallas que no tiene sentido dar y esta es una de ellas. Si hay que quedarse en Madrid en Navidad, nos quedamos. Mejor guardar energías para la guerra fiscal que nos espera.

El País

"Sánchez saca en los presupuestos más votos que en su investidura". Sí, los votos de la vergüenza. Ultraizquierda radical, separatistas de todo pelaje, herederos del disparo en la nuca de sus compañeros. Y arrinconando a media España. Dice Carlos Cué, con más cara que espalda, que el "ambiente político español" está "cada vez más encarnizado" por culpa de "una parte de la derecha que deslegitima permanentemente al Gobierno" construido sobre la mentira, el engaño y la traición de Pedro Sánchez a los votantes.

Y se queja del "ruido ensordecedor que sufre el Gobierno tanto en la esfera pública como en la privada —cada vez es más difícil para los ministros más conocidos acudir a un restaurante o pasear sin vivir momentos de tensión con algún ciudadano, especialmente en Madrid—". Sin duda se refiere a la comilona de Yolanda Díaz desvelada por Libertad Digital, saltándose todas las medidas que imponen al resto de los ciudadanos. Como la fiesta de Pedro J, como la juerga de la presidenta balear, las escapadas de puente de los ministros mientras los ciudadanos no pueden salir de su comunidad. Y lloriquean porque los ciudadanos se lo reprochan, sobre todo los madrileños, esos fachas.

Dice el editorial que "en democracia resulta siempre positivo ser capaz de negociar y forjar mayorías". Bueno, eso depende. Si la mayoría es la suma de cuatro gatos sobredimensionados en el Congreso por la ley electoral no es mayoría, es apartar a media España. "Se debe celebrar", dice. ¿Celebrar el qué?, ¿que los socialistas han entregado el país a los comunistas, los golpistas y los etarras?, ¿que el sanchismo haya decidido gobernar contra la mitad de los españoles?, ¿que los socialistas se empeñen en desatar otra guerra civil?

"En términos económicos, es bienvenido un aumento del gasto que dé un impulso expansivo a la economía y permita ofrecer protección social en medio de una crisis dramática", dice para quedar bien con el Gobierno, pese a que a renglón seguido admite que los presupuestos son una basura.

Lo que ha hecho Sánchez es "ciertamente difícil de digerir por los votantes moderados que aspiran a salvaguardar el orden territorial establecido por la Constitución", dice. Es responsabilidad suya que "no supongan el inicio de una deriva polarizadora y nociva". Pero si es el objetivo de los socios que ha elegido. Enfrentar, polarizar, expulsar a media España de la vida política, acabar civilmente —de momento, ya se verá si hay que subir algún peldaño— con ellos.

ABC

"Los socios de Sánchez pasan una factura de 4.000 millones". "Ese es el 'impuesto secesionista' que sufragarán los españoles para que Sánchez complazca a partidos minoritarios que llevan en su ADN la ruptura de la unidad nacional, la dinamitación del constitucionalismo y la fractura social en virtud de criterios de radicalización ideológica", dice el editorial. "Estos presupuestos no son fruto del 'consenso'", sino "el precio que Sánchez paga, a costa del bolsillo de todos, para garantizarse cuatro años en La Moncloa". Lo peor de España observa con regocijo cómo han convertido al PSOE en "un partido soberanista y autoritario".

Otra de las innumerables traiciones del sanchismo es la de acabar con el castellano como lengua oficial de Estado. "Es tanto como derogar la piedra angular de la Constitución, su verdadera pieza de caza. No es algo simbólico en favor de la cooficialidad de las lenguas, sino otra estafa parlamentaria por muchos votos a favor que reciba". Unos votos que producen nauseas.

La Razón

"Sánchez pagará 40.000 millones a vascos y catalanes por su sí a los presupuestos". La derecha no se pone de acuerdo ya ni en las cifras. ¿En qué quedamos, 4.000 o 40.000?

Dice el editorial que la suma de Sánchez "no justifica ni la fanfarronería ni la belicosidad con la que se despacharon ayer en el Congreso los socios de la coalición, empeñados en convertir el proyecto de las cuentas publicas en una especie de salvoconducto para imponer al conjunto de los españoles un modelo político tan extremo como indeseable". Es normal que estén felices, han ganado.

"Muchos nos tememos que la sociedad civil va a verse tensionada por la radicalidad de la izquierda hasta extremos desconocidos". Cada vez son más violentos y agresivos y eso va a ir en aumento. Hay que prepararse para lo que viene.

Son unos presupuestos "al servicio de Sánchez", no de España, "y contienen en su seno bombas de relojería difíciles de desactivar". ¿No lo dirás en serio? Precisamente lo que contienen en su seno son expertos en hacer estallar bombas, no en desactivarlas.

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