El Mundo
"Sánchez firma un cordón sanitario a Abascal para presionar a Casado". ¿Abrazarse a filoasesinos presiona a Casado? Más bien parece que le ha puesto en bandeja una salida airosa de una difícil situación. Ese documento es otro patinazo de Sánchez, que últimamente no da una.
Dice el editorial que "Abascal acertó en el diagnóstico implacable de la deriva radical del Gobierno. En cambio, se excedió en fondo y forma en sus torpes críticas a la UE, lo que permitió a Sánchez presentarse como falso adalid de la moderación". La ventaja para Abascal es que la palabra de Sánchez no vale una perra gorda. ¿Moderación? Por sus hechos les conoceréis.
Vox "busca aprovechar el desgaste del Gobierno contra el PP, en aras de una competición partidista contraproducente en el bloque de oposición". Pero "la moción ofrece a Pablo Casado la oportunidad de reforzar su liderazgo en la oposición y reivindicar la vigencia de un proyecto reformista, europeísta y moderado. Frente a la malograda -por desenfocada- iniciativa de Vox y la hipócrita impostura de un Gobierno incapaz, el PP tiene la ocasión de articular una alternativa de gobierno desde la experiencia gestora y la moderación programática que caracterizan al centroderecha español y europeo", dice. En resumen, Casado se ha salvado por los pelos.
Rafa Latorre dice que "Abascal el estrado y ofreció motivos muy sólidos para no apoyar la moción. Lo previsible hubiera sido un discurso de exaltación patriótica y un programa de convergencia, asumible por el Partido Popular" que hubiera puesto a Casado contra las cuerdas. Pero "lo que Abascal trajo al hemiciclo como programa de Gobierno fue una melopea de antiglobalismo, conspiraciones soriásicas y trumpismo al filo de Trump. Más que una agenda política nacional fue un desideratum mundial, la exposición de una cosmovisión tradicionalista, soberanista, nostálgica, con todos los tics de la alt-right, que no impugnaba a un Gobierno sino a toda una época histórica. Un editorial de Breitbart coronado por una visión alucinada de la Unión Europea como una especie de culminación nazisoviética". Vamos, que se fue por los cerros de Úbeda, desbarró durante más de dos horas, perdió a la sufrida audiencia y aburrió a las ovejas.
Y Sánchez, en lugar de quedarse con la supuesta imagen de moderación que algunos ven, se fue corriendo a abrazarse a lo peor de este país firmando un manifiesto para "un nuevo Tinell, éste a escala [pluri]nacional, en el que las siglas del PSOE y de Bildu apenas estarían separadas por unos centímetros de papel". Ese papelito a medias con los cómplices de los asesinos de sus compañeros.
Jorge Bustos dice que " Abascal confundió mítines y tuiteros con votantes reales. Y se dispuso a cometer el error de Iglesias y el error de Rivera arrogándose un liderazgo de la oposición que los electores no le han concedido. Ni ya le concederán nunca", sentencia. Y subraya algunos de los patinazos del discurso de Abascal bastante sonoros, como la obsesión con China. "Para el español medio, un chino es un señor de sonrisa servil que atiende el mostrador del bazar del barrio y le despacha las cervezas cuando ya ha chapado el Mercadona", dice Bustos, que hoy está sembrado. Y el empeño con Soros. "Básicamente porque el español medio no sabe quién coño es Soros ni le importa". El medio y el superior. No se oyen muchas tertulias sobre Soros en las terrazas, es cierto.
"Lo que sí sabe el español medio, y sobre todo el antisanchista transversal, es que el único freno a Sánchez es Europa", y va el tío y se pone a atizar al único agarradero que nos queda para frenar a la dictadura sanchista. "Arremeter contra "la despótica maquinaria de Bruselas" fue un hermoso tiro en el pie que Abascal se infligió". "Y decir que de este Gobierno incompetente nos salvará Móstoles y no Europa parecerá una reivindicación de la soberanía, pero es una soberana gilipollez". Más claro agua.
"Nunca podremos perdonarle a Vox que le haya permitido a Sánchez presentarse como un socialdemócrata delicado". Por esa parte no te preocupes, Bustos, él mismo se encargó de cargarse esa imagen con sus caricias a Bildu. "El PP hará con Vox lo mismo que el PSOE ha hecho con Podemos. La única duda es cuánto tardará en reabsorberlo. Los votantes del centroderecha se cansarán de la fogosa aventura extramarital y volverán a la aburrida y segura casa familiar", augura Bustos.
El País
"La ultraderecha se queda sola en su moción contra Sánchez". Tiene este periódico la virtud de salvar la imagen de Vox y hacer bueno el discurso de Abascal. "Vox no logra sumar a nadie más a su misión para salvar a España de la hecatombe", dice sobrado Xosé Hermida.
Dice un editorial sobreactuado que "la intervención del diputado Ignacio Garriga y la ofrecida seguidamente por Abascal fueron un pastiche de tóxicos mensajes". El periódico sanchista - podemita califica a Abascal de "dirigente con planteamientos radicales y extremos" cuando tenemos al matón de Iglesias de vicepresidente. "Una intervención que no fue nada más que una arenga de eslóganes reaccionarios. Los contenidos, y los tonos abiertamente incendiarios y divisivos, provocan honda inquietud". Puro teatro, a El País Vox le produce la misma inquietud que a Sánchez, vamos ninguna.
"El líder del tercer grupo parlamentario, que exhibió un antieuropeísmo extremo, se centró en atacar la "agenda totalitaria" del Gobierno, al que sigue calificando de "frente popular socialista comunista". Pues lo que es. Socialistas, comunistas, nacionalistas. El Frente Popular con el aliño de los filoetarras.
Más tontadas. "El ideario de Vox representa un inaceptable retroceso hacia una época de oscurantismo, intolerancia y sociedades cerradas". "Si la derecha tradicional española, con Casado al frente, sigue sin tener claro que su papel dentro del sistema democrático pasa por alejarse del veneno político de la ultraderecha es que España tiene un problema grave". Es que España tiene un problema grave, pero no está en la derecha. Está en la izquierda extrema radical que se ha instalado en Moncloa de mano de los socialistas.
"Su propósito es crear una atmósfera de descontento, de ira, de indignación, y lo que toca ahora es construir la charca y llenarla de fango , de odio, de resentimiento", dice José Andrés Rojo. ¿A que parece que habla de Podemos?
ABC
"Abascal deja el centro derecha libre para el PP", respira con alivio. "La sesión parlamentaria sirvió para que el candidato de Vox, Santiago Abascal, escorase su discurso y acentuase un proyecto basado en la emocionalidad, en la exacerbación ideológica y en su identificación con lo que denominó "partidos patriotas" de Europa que, paradójicamente, han hecho del antieuropeísmo su causa y bandera", dice el editorial. Dijo cosas razonables, como las críticas al Gobierno, pero se pasó de frenada. "Su discurso deja libre al PP una vía muy ancha para la defensa de una derecha constructiva con la que reafirmar su condición de principal partido de la oposición con opciones factibles de alcanzar un día el Gobierno. De momento, tanto Sánchez como Abascal trataron de utilizar al PP a conveniencia de parte, lo cual no tiene necesariamente por qué perjudicar a Casado si sabe aprovechar las bazas que le está brindando Vox". Pero no podrá contentar a todos, eso es tarea imposible.
Luis Ventoso comenta el discurso de Abascal. "Arrancó bien, repasando las miserias de la pésima gestión económica y sanitaria de Sánchez. Acertó también al denunciar sus tics autoritarios, sus aliados antiespañoles y su ninguneo al Rey. Pero luego se dispersó con divagaciones de brocha gorda". "Las dos horas de mandobles de Abascal -algunos bien merecidos y bien dados- los aprovechó Sánchez para disfrazarse de razonable centrista, tal y como había ensayado el domingo con Redondo". Es difícil creer que quede alguien que se crea nada de Sánchez, y menos que es centrista.
"Admitámoslo; el censurado salió ayer del Congreso fortalecido, no tanto por sus aciertos cuanto por el fracaso de Abascal", dice Isabel San Sebastián. "El líder de Vox recurrió a la brocha gorda con una intervención más propia de un telonero de mitin que de un aspirante a la Presidencia, mostró una alarmante falta de preparación y rezumó eurofobia precisamente cuando más necesitamos el respaldo de Europa, no solo para salvarnos de la ruina, sino en el empeño de frenar las pretensiones liberticidas del tándem monclovita. Al final, parió un ratón servido en bandeja de plata a un Sánchez enardecido". ¿Y cuándo no está enardecido Sánchez?
El error de Abascal, desnuda Albiac, es que " Sánchez ha apostado por construirse un Le Pen. Lo de ayer da a entender que lo ha logrado". Ay, Abascal, menudo resbalón.
La Razón
"Abascal reafirma el no en el PP". Dice el editorial que "si para algo le ha servido a Sánchez la moción es para fortalecer la mayoría que le llevó a la Moncloa". Y dale molinos, es la única mayoría que hay. Y la gente no se va a dedicar a contar los votos de la moción.
"Sobran los motivos para retirar la confianza al gobierno, pero se evidenció que Santiago Abascal no es el líder, de momento, que va a ponerse al frente de esa situación". "Casado tiene la oportunidad de marcar diferencias, de esbozar un programa ante los graves retos que tiene España por delante, en unir a la nación en un proyecto común. El PP es el único partido que puede encabezar una alternativa real que aborde los problemas reales de la sociedad. El debate no es si el PP vota no o se abstiene, siendo esta la opción más lógica, aunque solo sea por no formar parte de ese coro de diputados dispuestos a acabar con nuestro orden constitucional". Pues Casado no lo ha visto así y votará no. Veremos si consigue que la izquierda, que nunca le votará, le da un carné de demócrata.