Daniel Osàcar, condenado a más de tres años de cárcel por el caso Palau y en régimen de semilibertad declaró este martes por videoconferencia ante la Audiencia Nacional que Artur Mas tenía que estar al corriente de las prácticas corruptas de Convergencia porque despachaba todos los días con Germà Gordó, gerente de la formación y exconsejero de Justicia de la Generalidad.
Según Osàcar, era habitual que algunos cargos del partido facilitaran el blanqueo de comisiones abonadas por empresarios por medio del sistema conocido como "pitufeo". Así, realizaban "donaciones" para cuadrar las cuentas, unos importes que después les eran devueltos. El extesorero, de 85 años, ha puesto a los pies de los caballos a la cúpula de la formación una vez que el partido le dejara absolutamente tirado en el juicio del caso Palau, en el que se demostró que CDC cobraba comisiones a cambio de adjudicaciones de obra pública.
El jue de la Audiencia Nacional, José de la Mata, investiga por estas comisiones, el denominado 3%, a Germà Gordó, Jordi Jané, Felip uig, Irene Rigau y Pere Macías, todos ellos exconsejeros de la Generalidad y altos cargos del partido que fundara Pujol. Osàcar avala la versión de la Fiscalía según la cual los altos cargos llevaban a cabo supuestas donaciones para ocultar lo que en realidad era un método de cobro de comisiones a cambio de favores.
"Los que pagaban a CDC lo hacían a cambio de nada"
Artur Mas, que singularmente no está imputado en la Audiencia Nacional, ha salido al paso de las acusaciones de su exsubordinado alegando la avanzada edad de Osàcar, que ha sido condenado "injustamente" y que tiene su patrimonio amenazado, razón por la que según el expresidente de la Generalidad "es vulnerable". Mas ha negado que diera instrucciones en relación a la financiación ilegal del partido y ha asegurado estar convencido "al cien por cien de que todos los que aportaban dinero a Convergencia lo hacían a cambio de nada". Él mismo, ha dicho, también dio dinero al partido.