El Gobierno de Pedro Sánchez está trabajando desde hace unos meses en la elaboración de los que podrían ser los Presupuestos Generales del Estado de 2021. Ya ha realizado los primeros acercamientos a los partidos más afines a sus intereses –incluido EH Bildu– para tratar de sacarlos adelante y no prorrogar un año más las cuentas públicas aprobadas en 2018, todavía con el popular Mariano Rajoy en La Moncloa, y que siguen vigentes en la actualidad.
La pasada semana concluyó la redacción de su Plan Presupuestario 2021 y fue remitió por el Ejecutivo a la Comisión Europea en el último día del plazo fijado. Este envío previo se realiza para que el organismo europeo pueda comprobar que los ejecutivos nacionales tienen la intención de cumplir con los compromisos de déficit, deuda o gasto que tienen adquiridos con la propia Unión Europea.
El documento gubernamental, al que ha tenido acceso Libertad Digital, refleja que la intención del Gobierno en estos momentos es elevar el presupuesto del Ministerio de Defensa hasta el 1 por ciento del PIB, una subida pírrica teniendo en cuenta que hasta ahora se venía destinando al departamento que dirige Margarita Robles una partida presupuestaria que se situaba en el 0,90 por ciento del PIB. Ese 1 por ciento queda reflejado en el cuatro A.3.b del plan.
Esta cifra destinada a la Defensa queda muy lejos del compromiso alcanzado por el Gobierno con la OTAN en la cumbre de Cardiff de 2014, en la que se acordó que los miembros llegasen al 2 por ciento del PIB en esta materia en el año 2024. España continuará, de este modo, siendo uno de los tres países de la Alianza que menos dinero destinan a esta materia, junto a Bélgica y Luxemburgo, y siendo uno de los pocos que no se están acercando ya al porcentaje pactado.
Lo más crítico es que ese aumento hasta el 1 por ciento no significa que se reciba más dinero, es más, garantiza un destacable recorte en la bolsa económica que podrá manejará Defensa debido a la destrucción de riqueza que se ha producido en el país a causa de la pandemia de coronavirus, que según las últimas previsiones del FMI será de cerca de un 13 por ciento durante este año 2020.
Este recorte del dinero disponible llega en un momento en el que las Fuerzas Armadas están necesitadas de renovar material en los tres ejércitos –pese a que el Gobierno Sánchez haya aprobado importantes programas de armamento desde el mes de noviembre– debido a la importante caída de la inversión desde 2007, lo que lleva tiempo situándolas en la peligrosa línea roja de la inoperatividad.
Por su fuera poco, también está sobre la mesa el bajo salario que cobran los militares de base y los suboficiales en las FAS, lo que ha provocado que el pasado mes de septiembre algunas asociaciones profesionales convocaran las primeras manifestaciones para exigir al Gobierno un aumento de la retribución que reciben estos efectivos.