"Esto es un conflicto gordo. No es una broma". Con estas palabras resumen fuentes de Moncloa consultadas por Libertad Digital el enfado superlativo que existe en el Palacio de la Moncloa por lo que consideran "una traición del Rey a Pedro Sánchez" al "insinuar" al presidente del Tribunal Supremo y el CGPJ, Carlos Lesmes, que el Gobierno le habría impedido estar presente en la entrega de los despachos judiciales en Barcelona.
La dimensión de lo vivido en la tarde de este viernes alcanzó cotas nunca vistas hasta la fecha en un Gobierno donde desearon que "sólo sea una anécdota y no el principio de un acontecimiento histórico".
Por vez primera en el Gobierno de coalición, las palabras de avanzadilla de un ministro de Podemos no respondieron sólo a una de las dos facciones del Ejecutivo sino que representó el sentir general del núcleo duro del Gobierno con Pedro Sánchez a la cabeza. Fuentes de su entorno consultadas por Libertad Digital aseguraron que hay un cierre de filas en torno al ministro de Consumo, Alberto Garzón, quien acusó al Rey de incumplir la Constitución atacando a un gobierno "democráticamente elegido". "Garzón tiene toda la razón, es una traición del Rey llamar a Lesmes" para "insinuarle" el veto del Gobierno al Rey.
En el Palacio de la Moncloa, Pedro Sánchez reunía a su gabinete de crisis. Sus mayores fieles y personal de confianza asistían al enfado mayúsculo del núcleo duro del Ejecutivo tras lo que consideran "una mentira que, esta vez, nos la vamos a tener que comer" porque "saben que el presidente no puede salir a desmentir al Rey".
Una reunión que se producía tras el cruce de llamadas "subidas de tono" entre Moncloa y Zarzuela. Presidencia del Gobierno y Casa del Rey intercambiaban comunicaciones en una doble dirección: primero, confirmar que las palabras de Carlos Lesmes sobre Felipe VI respondían verdaderamente al monarca; y segundo, manifestar el reproche de presidencia del Gobierno porque "hoy el presidente sale dañado por defender a la Corona".
En Moncloa explican que "lo único que hizo el Gobierno fue advertir de que habría un problema" de seguridad para Felipe VI por la inminente publicación del fallo de la inhabilitación de Torra, lo cual podía provocar protestas contra el Rey en Barcelona y "fue la Casa del Rey quien tomó la decisión de cancelar su presencia para protegerle".
"El Rey no es intocable"
El enfado es de tal magnitud en el entorno del presidente que hablan de "una tormenta perfecta que nadie quería". Y advierten: "Esto no es una broma. El Rey no es intocable. Si alguien está protegiendo a la Corona somos nosotros porque estamos blindando al Rey de una investigación parlamentaria sobre la Corona que sería legítima y democrática, pero esto también puede acabar".
Advertencias elocuentes que, sin embargo, no se corresponden con la voluntad real de un Gobierno que asume que "esta vez nos la vamos a comer" pero, según fuentes gubernamentales, este incidente "inesperado" ha marcado un antes y un después en las relaciones con la Monarquía. Y advierten sutilmente: "Esto nos hace más débiles ante Podemos. A ver cómo defendemos ahora al Rey".