Colabora

Messi: diez días que conmovieron a Cataluña

La marcha atrás del futbolista argentino, un imprevisto para los planes separatistas de tomar el control del Barça.

Messi en una imagen de archivo. | Cordon Press

Todo el mundo tomó en serio a Lionel Messi cuando anunció vía burofax que se marchaba del FC Barcelona después de una relación de veinte años, quince en el primer equipo. El independentismo se apresuró a afilar las hoces. El portazo podía facilitar la toma del "más que un club" por parte de un separatismo que persigue recuperar el control de la entidad tras los años de Laporta.

El presidente de la Generalidad, Quim Torra, se apresuró a reaccionar en Twitter con el siguiente mensaje: "Cataluña siempre será tu casa. Muchas gracias por todo este tiempo de felicidad y de un fútbol extraordinario. Hemos tenido la suerte de compartir unos años de nuestra vida con el mejor jugador del mundo. Y un noble deportista. No te olvidaremos nuca. Leo Messi, Cruz de Sant Jordi".

También Oriol Junqueras dio por hecha la salida de Messi, de quien se despidió también en Twitter con un escueto "Gràcies Messi".

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, no quiso ser menos y llegó a mostrar su contrariedad por el deseo del jugador de abandonar el club: "No me parecería bien que se fuera Messi, es un icono inseparable de Barcelona y del Barça", declaró la alcaldesa en la radio del conde de Godó como si el jugador argentino fuera una especie de Copito de Nieve, el desaparecido gorila albino del Zoo de Barcelona. La marcha de Nissan de la Zona Franca no le causó ni la mitad de espanto a la primera edil de la capital de Cataluña.

El independentismo se frotaba las manos. Ya tras el 2-8 frente al Bayern de Múnich en Lisboa pedía el adelanto electoral en Can Barça. Joan Laporta y Victor Font, aspirantes a la presidencia azulgrana y de probada adhesión al separatismo salieron en tromba contra el presidente Josep Maria Bartomeu. Laporta le tachó de "cobarde" e "inepto". Font, menos tronante, pedía elecciones y hasta la Assemblea Nacional Catalana (ANC) metió cucharada con un mensaje en el que reclamaba un presidente culé independentista.

La evasión de Messi era la gota que colmaba el vaso. Enseguida se anunció una moción de censura impulsada por Víctor Font, Jordi Farré y Lluís Fernàndez y hasta ocho grupo de opinión del entorno del club. Necesitan 16.000 firmas para que prospere la moción con la dificultad añadida de que no hay partidos a puerta abierta donde se puedan recoger las adhesiones de los socios. La marcha atrás del astro rosarino también ha apaciguado los ánimos.

Eduardo Mendoza, consternado

El impacto del burofax de Messi fue de tal envergadura que hasta una personalidad como el escritor Eduardo Mendoza se mostraba consternado. John Carlin desveló en La Vanguardia que Mendoza le había enviado un correo electrónico en el que manifestaba en relación a Messi lo siguiente: "Lo que le hemos dado, se lo habría dado cualquier club y cualquier ciudad; lo que él nos ha dado, no nos lo habría dado nadie más".

Las plañideras eran legión y Bartomeu, el enemigo público número uno, una nulidad como presidente y un traidor a la causa. En las redes sociales circulaba una imagen de Bartomeu vestido con una camiseta del Español de baloncesto, equipo en el que llegó a jugar en su mocedad. El hombre llegó a poner su cargo a disposición de Messi. Dimitiría si era el problema para que Messi permaneciera en el club. La cláusula es que el resto de la junta directiva permanecería en sus puestos hasta la celebración de las elecciones, que el propio Bartomeu ha fijado para marzo del próximo año, en el plazo de expiración de su mandato.

Sin Messi se abría un abismo deportivo para el Barça, que ha atribuido al futbolista argentino todos los éxitos de los últimos años con evidente desprecio al peso de jugadores como Ronaldinho, Eto'o, Xavi o Iniesta, entre otros.

El "Dios" de Can Barça

Pero Messi también tiene detractores. Una parte de la prensa pedía a Bartomeu que explicara las cacicadas y maneras del jugador y su padre y a la vez representante Jorge Messi. Emilio Pérez de Rozas en El Periódico se mostró muy crítico con el futbolista y denunció una suerte de omertà a favor del crack: "Solo al Tata (Martino) se le ocurrió un día decirle a Messi: "Sé que usted es Dios aquí y que, si usted quiere, mañana llama al presidente y yo estoy despedido al día siguiente, pero, por favor, no me lo demuestre cada día".

Messi ha dividido al barcelonismo. Los independentistas que se deshacían en elogios fúnebres han vuelto a las andadas. Todavía guardan en la retina la imagen de Messi negándose a aplaudir a los presos separatistas en la entrega de las cruces de Sant Jordi. También le reprochan que en los veinte años que ha pasado en el Barcelona no haya ido más allá de algún esporádico "visca el Barça y visca Catalunya". Parte de la familia tuvo que volver a Argentina porque la hermana del crack no se adaptó al sistema de la inmersión lingüística. Consta además la cláusula por la que Messi se podía marchar gratis si a causa de la hipotética independencia de Cataluña el Barça no podía jugar en la Liga española.

Algunos de quienes se llevaban las manos a la cabeza por la gestión de la junta directiva se preguntan ahora si no se ha hecho un pan como unas tortas. Messi se queda a regañadientes en un año de transición y con un entrenador nuevo, Ronald Koeman, que pretende hacer limpieza en el vestuario empezando por el íntimo del argentino, el uruguayo Luis Suárez. En unos meses se podrá ir sin dejar en las depauperadas arcas azulgranas ni un solo euro. Más lo que cobra de ficha, 110 millones de euros que no cuadran en el presupuesto para la próxima temporada de ochocientos millones motivado, entre otras razones, por la pérdida de ingresos por entradas y abonos.

"Ridículo histórico"

La marcha atrás de Messi se califica de "ridículo histórico" en la prensa catalana. Los Messi han quedado retratados. Se apresuraron y renuncian a una batalla jurídica que tenían perdida de antemano. Como se demostró el año pasado en el caso Neymar y el París Sant Germain, los clubes no están necesariamente a expensas de los caprichos de sus artistas.

Además, el Manchester City de Guardiola no acabó de dar el paso. Es más, el técnico catalán viajó a Barcelona para reunirse con Messi y aconsejarle que retrasara un año su salida del Barça para hacerlo gratis.

La marcha atrás de Messi retrasará los planes de asalto final del independentismo, pero la guerra está abierta y los Mossos han tomado partido, según titulaba y explicaba Esteban Urreiztieta en El Mundo al hilo de una investigación de la policía autonómica sobre el llamado Barçagate, la contratación de una empresa que suspuestamente se dedicó a perjudicar la reputación de futbolistas como Piqué o el propio Messi en las redes sociales. Según los Mossos, la junta de Bartomeu habría pagado a I3 Ventures un sobreprecio seis veces superior al de mercado y habría podido incurrir en "delitos de administración desleal y de corrupción entre particulares".

Temas

Ver los comentarios Ocultar los comentarios

Portada

Suscríbete a nuestro boletín diario