Acción, reacción. El prófugo Puigdemont ha respondido inmediatamente a la denuncia del PDeCAT por el robo de las siglas de Junts per Catalunya. Al poco de trascender que el partido dirigido por David Bonvehí había llevado al prófugo a los tribunales por la apropiación de la marca electoral, los cinco senadores del partido abandonaban en bloque la militancia en la formación heredera de Convergencia.
Monitorizados por Puigdemont desde Waterloo, los cinco senadores se despedían del PDeCAT con una carta en la que reprochaban al partido que no hubiera transitado hacia la nueva formación del evadido y que pleiteara en un juzgado por el nombre de JxCat. Así, Josep Lluís Cleries, Mayte Rivero, Josep Maria Cervera, Assumpció Castellvi y Josep Maria Matamala, el amigo y billetero de Puigdemont. han dejado el Partit Demòcrata con duros reproches "por poner los tribunales por delante del diálogo" y por no haber sido ni consultados ni informados de la decisión de acudir a la vía judicial para el control de las siglas.
El exconsejero de Cultura y huido en Bélgica Lluís Puig ha anunciado que también deja el PDeCAT arguyendo que las decisiones adoptadas por la ejecutiva "no se adaptan al mandato de transitar hacia Junts per Catalunya".
Puigdemont está procediendo a la voladura de la formación heredera de Convergencia por el procedimiento de alentar un constante goteo de bajas mientras que responsabiliza a los dirigentes del PDeCAT de torpedear el diálogo. David Bonvehí, presidente del PDeCAT, se niega a que la formación se diluya en el interior de JxCat. Descartado cualquier acuerdo con los acólitos de Puigdemont, la dirección del PDeCAT negocia con la del Partido Nacionalista Catalán de Marta Pascal un pacto para concurrir en coalición a las próximas elecciones autonómicas.