La localidad navarra de Alsasua volverá a ser este sábado el escenario de una jornada hostigamiento y acoso a los agentes de la Guardia Civil. Como sucede cada año, siempre a medios-finales del mes de agosto, los jóvenes batasunos de la localidad organizan el denominado Ospa Eguna (Día del adiós), una jornada dedicada a realizar actividades que humillan y denigran a los efectivos del Instituto Armado y cuyos actos que celebran en su gran mayoría en las cercanías de la casa-cuartel.
El objetivo de esta convocatoria, que en su tiempo fue organizada con otros nombres por las ramas juveniles del brazo político de ETA y que desde hace unos años es convocada por movimientos simpatizantes locales, es el de reinvindicar que las Fuerzas de Seguridad del Estado (Guardia Civil y Policía Nacional) abandonen el País Vasco y Navarra, pues consideran que estos territorios deberían ser independientes de España.
En el cartel promocional de este año se representa a los agentes del Instituto Armado como si fueran un gremlin -personaje malvado de una película de los años ochenta- que tienen escondidos bajos su uniforme un retrato de Francisco Franco, una botella de alcohol y una medalla con el escudo franquista. También se representa a la localidad de Alsasua como una olla a presión de la que sale el texto "alde hemendik" (fuera de aquí).
Además, se convoca bajo el lema "Zuek zarete virusa" (Vosotros sois el virus) que, en plena crisis sanitario por el Covid-19 da a entender que la Benemérita es como el virus que ha matado en los últimos meses a más de 50.000 personas -según los datos del INE y el MoMo- solamente en nuestro país.
Las asociaciones de víctimas del terrorismo y las asociaciones profesionales de la Guardia Civil llevan años tratando que las autoridades judiciales y políticas prohíban la celebración de estos actos, pero se han venido desarrollando sin que jueces ni instituciones políticas locales hagan nada para evitarlo. Este año volverá a suceder lo mismo, ya que la Audiencia Nacional se ha negado un año más a prohibir su celebración.
La Unión de Oficiales, una de las asociación con representación en el Consejo del Instituto Armado, solicitó hace unas semanas que no se pudiera celebrar. Sin embargo, el tribunal ha estimado en una resolución hecha pública este mismo viernes que "no ha lugar a prohibir" esta convocatoria porque no hay indicios claros de que durante la celebración de la misma se vaya a producir un delito de enaltecimiento del terrorismo, tal y como planteaba la asociación.
Otra de las asociaciones profesionales, Jucil -vinculada al movimiento Jusapol y sin representación en estos momentos en el Consejo del cuerpo-, había pedido tanto a la Fiscalía General del Estado como al Ministerio del Interior que trataran de prohibir la celebración del acto. Los primeros no sólo han hecho nada para impedirlo, sino que en su escrito en la causa judicial en la Audiencia Nacional no vieron causa suficiente para pedir su prohibición.
El departamento de Fernando Grande-Marlaska tampoco ha hecho nada. No sólo no ha pedido a los tribunales su prohibición sino que el ministro ha seguido con su limitada agenda veraniega como si no pasase nada, sin pronunciar una sola palabra de respaldo a los guardias civiles destinados en el País Vasco y Navarra o contra la celebración del acto, lo que no ha sentado nada bien dentro de la institución.