Tras el rotundo fracaso de Nadia Calviño en el Eurogrupo y el exceso de confianza mostrado por el Gobierno, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, continúa con su gira exprés con mandatarios europeos para intentar evitar un nuevo portazo a España en la negociación del fondo europeo de reconstrucción en el Consejo Europeo del 17 y 18 de julio.
Tras verse este martes con la canciller alemana, Ángela Merkel, el lunes con el primer ministro holandés, Mark Rutte, y la semana pasada con el portugués, Antonio Costa y el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, hoy ha tocado el turno al presidente sueco, Stefan Löfven.
El también socialdemócrata es uno de los líderes de los llamados países frugales que exigen condiciones estrictas a la recepción de los fondos de la covid. Y así se lo ha dejado claro públicamente en su primera exposición en comparecencia de prensa: "Evidentemente necesitamos un fondo de recuperación y tendría que estar dirigido a las necesidades reales y destinado a créditos y no a subsidios. Ésa desde luego es la posición sueca".
Un planteamiento antagónico al que mantiene la Moncloa en esta negociación que reclama más transferencias directas y menos créditos y sin condicionalidad. Pedro Sánchez quiso poner buena cara y alabar el "espíritu constructivo y positivo" de este encuentro pese a las puyas lanzadas por la prensa sueca. Una periodista local le preguntó a Sánchez "¿Por qué Suecia y la Unión Europea tendrían que darle a ustedes fondos gratis? ¿Por qué no puedes ustedes aceptar créditos?".
El presidente del Gobierno se defendió abriendo la mano respecto de sus postulados iniciales: "En primer lugar, ya hemos pedido esos créditos. En el fondo de recuperación por supuesto que habrá créditos, por lo que no es algo a lo que nos negamos, no, no, estamos abiertos a ellos". Y continuó argumentando que "somos un país que hemos hecho reformas difíciles, muy duras en el pasado" y cuyo compromiso con los esfuerzos europeos es "inequívoco".
Sánchez apremió con la "necesidad de llegar a un acuerdo en julio" que es fundamental para que el propio Gobierno español pueda elaborar sus Presupuestos Generales del Estado y reenviarlos a Bruselas. Y defendió que "si retrasamos la respuesta, retrasamos la recuperación y, en consecuencia, corremos el riesgo de que se agrave la crisis y eso es algo que no nos podemos permitir".
Trasluciendo menos optimismo, Löfven aseguró que "un acuerdo en julio es muy complejo y va a ser difícil, pero no es imposible", a lo que Sánchez respondió diciendo que "todos tenemos que hacer un esfuerzo para poder llegar a ese acuerdo y, evidentemente, todos tendremos que hacer renuncias para poder llegar a ese acuerdo. Todos tendremos que ceder en algunas de nuestras posiciones".
Una flexibilidad con apariencia de marcha atrás con la que el Gobierno español pone de manifiesto la complicación de la negociación. El presidente reconoció que le esperan "horas complicadas por delante" que afronta con "empatía y planteamiento constructivo porque lo más importante es un acuerdo". Esta tarde viaja a Francia para un encuentro bilateral con el presidente, Emmanuel Macron, en el palacio del Elíseo. El jueves múltiples autoridades europeas viajarán a España para la celebración del funeral de Estado por las víctimas del Covid, ocasión que aprovechará para seguir manteniendo reuniones en la víspera del Consejo.