Son los dos únicos partidos políticos cuyo batacazo electoral no permite ver el vaso medio lleno. PSOE y Podemos fueron este domingo los grandes derrotados de la primera jornada electoral de la legislatura tras la conformación de su Gobierno de coalición progresista aunque la dimensión de la hecatombe fue mayor en el caso de la formación morada al pasar de 11 escaños a 6 en el País Vasco y de 14 de su marca gallega En Marea a la extinción al no lograr representación parlamentaria.
En el caso de los socialistas se da un doble drama: de un lado, los malos resultados que dejan al PSdGa en tercera posición, sorpassado por el BNG que en 2016 ocupaba el cuarto puesto de representación, y al PSE instalado también en el tercer puesto con el único consuelo de reeditar su pacto de gobierno con el PNV. Del otro lado, la incapacidad de los socialistas de recoger parte de la fuga de voto de Podemos que recaen en el BNG en Galicia y Bildu en el País Vasco.
A primera hora de la tarde, cuando los primeros sondeos a pie de urna comenzaban a copar las portadas informativas, fuentes del Comité Electoral del PSOE bromeaban para ocultar el nerviosismo: "Sacamos el Albariño de la nevera pero mantendremos el Txacoli". Al final, no hubo brindis con ningún brebaje porque no hubo motivos.
No los tuvo Pedro Sanchez cuando renunció acudir a Ferraz a hacer su tradicional seguimiento de la noche electoral desde el partido que lidera. Se refugió en Moncloa dejando a los mandos del partido al secretario de Organización, José Luis Abalos, quien no se asomó a la lúgubre sala de prensa hasta bien entrada la noche para hacer su valoración. Se quiso esperar a la valoración de los candidatos desde sus territorios y que empezó por la vasca Idoia Mendía, quien sacó pecho: "Haber subido un escaño pese a una abstención tan elevada es un muy buen resultado". Y avanzó que "los socialistas vamos a utilizar cada papeleta en reconstruir económica y socialmente Euskadi".
Ábalos: "no es un triunfo"
Pero los importados mensajes de cara a la galería no pudieron eclipsar la sensación de fracaso que se traslució posteriormente en el candidato gallego, Gonzalo Caballero, y que inclusión reconoció públicamente al filo de la medianoche el también ministro de Fomento desde Ferraz, 70. "No hemos triunfado, ahí están los datos evidentemente. No son los resultados que nos gustan pero no acusan el desgaste que aventuraban algunos que se iban a producir", en referencia a la campaña que denuncia el Gobierno de la derecha para "derrocarle".
A preguntas de Libertad Digital, Ábalos se resignó a dar una "explicación profunda" sobre la incapacidad del PSOE de acoger el enorme caudal de voto que deja Podemos y que ha ido a parar al independentismo de Bildu y el BNG. "En el caso de Euskadi seguimos siendo necesarios para la gobernabilidad, que es como estábamos, y en el caso de Galicia seguimos teniendo una presencia institucional muy importante porque prácticamente el poder municipal es socialista. Y el Gobierno de la nación sigue siendo el gobierno de coalición, ésa es la realidad política del país".
En privado, sorpresa con Podemos
Sin un ápice de autocrítica en la esfera pública, el Gobierno se sinceró sólo en privado. En los pasillos de Ferraz admitían que no son los resultados esperados pero también se mostraban a sorprendidos por la dimensión de la debacle morada que achaca el PSOE a las cuitas internas y el escándalo Dina Bousselham: "todo ha influido". Fuentes de la dirección socialista creen que a Podemos le ha faltado estar "centrado en la gestión y no en las luchas internas" y creen que necesita "reorientar su papel" no sólo a nivel autonómico sino también nacional para trasmitir otra imagen de cara a la galería.
Desde la Moncloa admitieron sin paños calientes su sorpresa y frustración porque "no ha habido efecto Moncloa". Por primera vez No hubo el esperado efecto arrastre que suele mejorar los resultados de la formación que gobierna en la atalaya del Palacio de la Moncloa.