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El nacionalismo catalán, hecho migas: nueve siglas en discordia

Los llamamientos a la unidad del prófugo Puigdemont han causado cismas y la creación de nuevos partidos.

Convergència, el partido que fundara el corrupto Jordi Pujol en la abadía de Montserrat en 1974 está en concurso de acreedores y debería abonar en el juzgado más de seis millones de euros por la sentencia del caso Palau. Uno de sus tesoreros, Daniel Osàcar, de 84 años, ha tenido que ingresar en la prisión para cumplir una condena de casi cuatro años por el mismo asunto. Lo hizo acompañado por su abogado, el conocido Javier Melero, letrado del golpista y exconsejero de Interior Quim Forn. En el trance no estaban ni Artur Mas, el último presidente del partido, ni ninguno de los consejeros ni altos cargos ante los que rendía cuentas Osàcar, a fin de cuentas un "mandao".

Su entrada en la cárcel fue el último episodio de Convergència, partido que se refundó en julio de 2016 con las siglas de Partido Demócrata Europeo Catalán, el PDeCAT. Mas y Puigdemont, artífices de aquella operación de blanqueo, pretendían desprenderse del tufo de corrupción del sistema del 3%. El nuevo partido debía, además, ampliar la base del independentismo, reformular el sesgo ideológico de Convergencia, considerado un partido conservador, y renovar unas estructuras de mando carcomidas por las causas e investigaciones judiciales.

Cuatro años después, Puigdemont ha anunciado la creación de un nuevo partido a su medida. Se ignoran las intenciones de Artur Mas, que abandonó el cargo de presidente PDeCAT en enero de 2018, tras la sentencia del caso Palau. Marta Pascal, excoordinadora del PDeCAT, también ha creado otro partido, el Partido Nacionalista Catalán. Los alcaldes posconvergentes intentan mantener vivo el PDeCAT a pesar del rejonazo de Puigdemont y hasta nueve siglas podrían concurrir por el voto convergente en las próximas elecciones autonómicas, que según todos los indicios se celebraran entre finales de septiembre y principios de octubre.

Casi un centenar de alcaldes y sesenta cabezas de listas del PDeCAT apoyan al presidente del partido, David Bonvehí, que se negó a ceder a las pretensiones de Puigdmeont y su entorno para la formación se diluyera en otra marca al servicio del prófugo. Los exconsejeros presos se han ido con Puigdemont, pero el PDeCAT mantiene intacto su poder territorial, es propietario de las siglas que pretende utilizar el huido en Waterloo, Junts per Catalunya, y ostenta los derechos electorales surgidos de los últimos comicios.

Su portavoz, el alcalde de Mollerusa, Marc Solsona, desmiente que estén en contactos para formar una candidatura conjunta con el Partido Nacionalista Catalán (PNC), asegura que el PDeCAT concurrirá en las próximas autonómicas y acusa a Puigdemont de la actual división en el seno del nacionalismo, a quien reprocha hablar de listas unitarias mientras fragmenta el espacio político.

En paralelo, la Crida Nacional per la República, un artefacto creado por el propio Puigdemont y presidido por el preso Jordi Sànchez, que, salvo sorpresa, se subsumirá en lo que presente el prófugo el próximo 25 de julio y que no podrá llevar el nombre de Junts per Catalunya ni previsiblemente el de Junts, per Catalunya, con una coma con la que pretenden superar el detalle de los derechos sobre la marca.

Torra no consta

Entre los cincuenta firmantes del manifiesto fundacional del nuevo partido de Puigdemont no se cuentan "históricos" de los últimos años del separatismo como el propio presidente de la Generalidad por delegación, Quim Torra, los portavoces del grupo parlamentario en Cataluña, Albert Batet y Eduard Pujol, o la diputada en Madrid Laura Borràs. Tampoco constan los nombres de consejeros de la Generalidad de la cuota de JxCat como Carme Chacón, Miquel Buch o Jordi Puigneró, de quien se dice que sería el favorito de Puigdemont para hacer de "president efectivo" como su lugarteniente en la lista electoral.

Entre los que sí cuentan como "padres fundadores", Elsa Artadi, la portavoz del ejecutivo regional Meritxell Budó, el exsocialista Ferran Mascarell, las alcaldesas de Gerona y Vich, Marta Madrenas y Anna Erra, los presos Rull, Turull y Forn, los fugados Comín y Puig, la portavoz en el Congreso, Miriam Nogueras y el consejero autonómico Damià Calvet, entre otros.

De Espadaler a Santiago Espot

Pero a las siglas referidas hasta el momento (PDeCAT, Crida, PNC y JxCat) hay que sumar la de Lliures (formación que se define como moderada y no unilateralista dirigida por el consejero autonómico Antoni Fernández Teixidó), Units per Avançar, los restos de Unió Democràtica encabezados por el también exconsejero autonómico Ramon Espadaler (en la actualidad está integrado en el grupo socialista en el Parlament pero su intención es presentarse a las autonómicas), la Lliga Democràtica (de la que forman parte el expresidente de Sociedad Civil Catalana Josep Ramon Bosch y el exeurodiputado del PP Santiago Fisas), Convergents (el partido del exconsejero Germà Gordó) y Força Catalunya, el grupúsculo del delator lingüístico Santiago Espot.

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