Francisco Sosa Wagner (Alhucemas, 1946) confiesa haber pasado un buen confinamiento "en lo personal" en el "entorno boscoso" en el que vive en León. "Tengo muchos libros aquí en casa, y muchas óperas que oír y mucha música que escuchar también… y mucho entretenimiento, si es que ahora en las casas se tiene de todo, no hace falta moverse. Por tanto, en lo personal ha sido agradable, pero en lo colectivo muy desagradable, claro" algo que explica no sólo por las terribles consecuencias sanitarias de la covid-19 sino también por el "desplome" económico que atisba "en una ciudad pequeña, como ésta, para tantas familias, esto es tremendo".
Afirma estar "jubilado", una precisión técnica a efectos de la Seguridad Social que para nada se compadece con el uso coloquial del término. Sosa Wagner acaba de dar a la imprenta, justo antes de la pandemia, su última obra, editaba por Marcial Pons: Gracia y desgracia del Sacro Imperio Romano Germánico. Montgelas: el liberalismo incipiente sobre esta oscura figura de finales del siglo XVIII y ese "magma tan indescifrable" del Sacro Imperio que "tenía en su seno unas trescientas o cuatrocientas unidades políticas, estados o pequeños microestados, y poner eso en funcionamiento no era fácil, duró siglos" hasta que las tropas de Napoleón le pusieron fin.
Del libro nos habla con profusión, con las pertinentes enseñanzas para la situación actual, sobre todo en una Unión Europea que, contra lo que siempre defendió como eurodiputado entre 2009 y 2014, no termina de consolidar una instituciones verdaderamente federales y realmente autónomas con respecto a los Estados.
Aquella etapa institucional, fruto del segundo o tercer matrimonio político de su vida tras su pertenencia en los setenta al Partido Socialista Popular (PSP) de Enrique Tierno Galván y su participación en la Administración bajo los gobiernos de Felipe González, terminó con un divorcio abrupto de la UPyD de Rosa Díez para terminar apoyando al Ciudadanos de Albert Rivera.
En el caso del partido naranja no llegó al altar de la afiliación, pero se distanció igualmente en 2019 cuando el ya exlíder naranja se negó a llegar a un acuerdo con el PSOE, con el que sumaba 180 holgados escaños, una decisión que juzga hoy en términos muy severos.
"Desaprovechar esa oportunidad ha sido un error tremendo. Ahora estamos viendo las consecuencias. Se ha constituido un Gobierno con lo peorcito que se podía encontrar en la vida política española" asegura, al tiempo que dice que es algo que le tiene "muy amargado y muy desesperanzado. Mi desesperanza política es muy grande y el origen de eso está en no haber aprovechado los cincuenta y siete diputados que nosotros, los votantes, enviamos allí, y que Albert Rivera no quiso aprovechar" sentencia.
De su matrimonio real con Mercedes Fuertes también nos habla, una unión afectiva e igualmente profesional. En su sapiencia jurídica se basa para argumentar en contra de la aplicación del estado de alarma, que a su juicio ha sido "inapropiado para defender el estado de excepción" que es, dice, el que "permite la limitación tan extraordinaria de derechos fundamentales que hemos padecido los españoles".