Movimientos de fondo en el nacionalismo catalán. El entorno de Puigdemont y su Crida Nacional per la República trabajan para erosionar al PDeCAT, el partido heredero de Convergencia, y que esas siglas se diluyan dentro de Junts per Catalunya. Y en el PDeCAT maniobran para mantener las siglas y los derechos electorales a la espera de que Carles Puigdemont se pronuncie sobre el futuro de la formación.
En ese contexto, un sector del PDeCAT apuesta por romper con el entorno de Puigdemont y entablar negociaciones con el Partido Nacionalista Catalán (PNC), formación que celebrará su congreso fundacional este fin de semana y que pretende ser una alternativa al separatismo que recupere el talante negociador y pactista la vieja CiU y aparque la unilateralidad separatista.
El nacionalismo estructurado en torno al prófugo de Waterloo se divide entre el PDeCAT, surgido de las cenizas de Convergencia, y la Crida Nacional per la República, un instrumento de Puigdemont en manos de Jordi Sànchez con el que se pretende ampliar la base separatista. PDeCAT y la Crida negocian su fusión en una sola organización que tendría las siglas de Junts per Catalunya (JxCat), la marca electoral de Puigdemont. Sin embargo, los trabajos no van bien encaminados, según apunta el diario Nació Digital. El preso Sànchez aspira a la hegemonía en ese sector y a que el PDeCAT se disuelva. No quiere tener nada que ver con la corrupción, que atribuye al PDeCAT como una suerte de pecado original. El presidente de esa formación, David Bonvehí, pretende en cambio que el partido pese más que la Crida entre otras razones porque dispone de una nutrida representación municipal, es el propietario de la marca Junts per Catalunya y ostenta sus derechos electorales.
Sin embargo, Bonvehí tiene una fuerte contestación interna del sector patrocinado por Puigdemont, que subraya las buenas relaciones que tiene el citado Bonvehi con Marta Pascal, la exdirigente del PDeCAT que ahora impulsa el Partido Nacionalista Catalán (PNC). De ahí que no se descarte un cisma que concluya con un parte del PDeCAT negociando con el PNC una plataforma electoral de cara a las próximas elecciones autonómicas, una opción que debilitaría notablemente el peso de Puigdemont.
Batlle y Canadell
En el PNC se postula Albert Batlle como candidato. Exconcejal socialista en tiempos de Maragall y director general de los Mossos durante el proceso separatista, Batlle dio un paso atrás a pocos meses del golpe de Estado del 1-O y abandonó el cargo por la deriva secesionista.
En el entorno de Puigdemont el hombre de moda es Joan Canadell, presidente de la Cámara de Comercio que ha intentado el asalto a la Assemblea Nacional Catalana a las órdenes de Puigdemont sin éxito. Su candidata perdió claramente ante Elisenda Paluzie, quien no ha dudado en criticar abiertamente al hombre que Puigdemont pretende poner al frente de la próxima candidatura separatista a la presidencia de la Generalidad. Las agudas diferencias de perfil entre Batlle y Canadell son otro de los factores que animan a un sector del PDeCAT a desembarazarse de la tutela de Puigdmeont, a quien consideran desconectado de la realidad en su refugio de Waterloo.