La noticia es el silencio. La evasiva de un Gobierno que evita pronunciarse sobre las ofensas y ataques a la Corona siquiera para hacer una defensa institucional de rigor. Preguntado por la retirada del cuadro del Rey emérito del parlamento de Navarra, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, evitó la cuestión utilizando el comodín habitual del ataque a la ultraderecha.
Un asunto que citó en primer lugar el líder de Vox, Santiago Abascal, en su pregunta a Sánchez en la sesión de control del Congreso al acusar al Gobierno de "atropellar cualquier tipo de institución democrática que limite su voluntad de poder sin límites. Por eso atacan ustedes a la Corona que es una institución que no puede defenderse. Deberían defenderla ustedes pero, claro, el vicepresidente la ataca y el presidente calla". Y eso hizo nuevamente el presidente, callar y achacar las críticas a la estrategia conjunta de la "derecha y la ultraderecha": "Usted y el señor Casado, en fin, tienen la misma intervención, siguen el mismo guión, publican el mismo libro aunque usted, hay que reconocerlo, lo hace con tapa dura". Y admitió no obstante que "entre lo que ustedes defienden y defendemos nosotros, hay agua y aceite".
Acto seguido, continuó el portavoz de UPN, Carlos García Adanero, quien se preguntó de forma retórica: "¿El partido que gobierna España dedica su tiempo a sacar retratos de su majestad el rey Juan Carlos de las instituciones? ¿A eso dedica su tiempo? Mire, el rey Juan Carlos ha hecho una gran labor en España respecto a las libertades y a la democracia. Y el objetivo no es el rey Juan Carlos, el objetivo es la Jefatura del Estado como símbolo de la unidad de España". Un segundo asalto al que tampoco respondió Pedro Sánchez quien se limitó a defender que "España tiene el Gobierno adecuado en estos momentos" y se preguntó también de forma retórica: "Después de escucharle, señoría, me pregunto si España tiene la oposición adecuada en estos momentos".
Un manto de silencio sobre la Casa Real que se extendió al citar el líder del PP, Pablo Casado, sobre el "proceso constituyente" que verbalizó la semana pasada el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo. "Fíjese a quien le debe usted la presidencia. Por un lado, a Iglesias que decía que había que iniciar un proceso constituyente para abrir el candado del 78, sí; por otro, a Junqueras que desde la cárcel le vuelve a hacer sentarse en una mesa de negociación; y, para su vergüenza, a Otegi, que mientras justifica el terrorismo, pacta con usted el futuro de los trabajares. Quizá por eso el ministro de justicia se atrevió aquí a decir que la Constitución está en tela e juicio. ¿Cree usted que su gestión ha abierto una crisis constituyente". Nuevamente Sánchez respondió sin responder: "Y yo que pensaba que venia usted a tender la mano para llegar a acuerdos. Señor Casado la Constitución no está en tela de juicio".
Y le siguió las pasos su vicepresidenta, Carmen Calvo, cuando la portavoz popular, Cayetana Álvarez de Toledo, hizo lo propio: "Dime qué palabras usas y te diré que pretendes. Señora Calvo, no estamos ante una crisis constituyente. Estamos ante una crisis ideológica y moral del socialismo". La portavoz del PP señaló a sus socios y le preguntó "a qué precio" pretende mantenerlos en su gobierno y "si pretenden reservar un sitio a Ciudadanos" en la mesa de diálogo en Cataluña. "Respete la investidura de este Gobierno", le espetó Calvo instándole nuevamente a "tomarse un café" en lugar del "circo" que, a juicio de la vicepresidenta, le ofrece cada semana en el control al Ejecutivo. Mientras tanto, Calvo se comprometió con Bildu a elaborar un anteproyecto de Ley para retirar las medallas del franquismo, incluyendo la de Billy el Niño a título póstumo.
En resumen, ni a la tercera ni a la cuarta va la vencida con el Gobierno. Cuatro preguntas y el mismo silencio que en la primera en relación al cambio de régimen que deslizó el ministro de Justicia y en el que se enmarcan las afrentas a la Corona y la inexistente defensa gubernamental de la Jefatura del Estado.