Fernando Grande Marlaska llevaba casi tres semanas de pesadilla. El cese fulgurante del jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid, por negarse a dar el contenido del informe judicial sobre el 8-M al Gobierno, algo que sería un delito, ha tenido contra las cuerdas al máximo responsable del Ministerio del Interior. No en vano, ha provocado la mayor crisis en la Guardia Civil desde la salida-huida del socialista Luis Roldán a principio de los años noventa.
La oposición estaba siendo muy dura y tenía a Marlaska atrincherado. Pero este miércoles la situación ha cambiado y ha provocado que el juez metido a político vuelva a tomar aire. La presión ejercida por la oposición, principalmente por PP y Vox, ha bajado varios niveles. Todo ello pese a que las preguntas dirigidas al ministro en la sesión de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados iban con la intención de seguir ahondando en la herida.
Esta vez no ha habido peticiones directas de dimisión, lo que sí había venido ocurriendo hasta ahora, y además el uso de insinuaciones no precisas sobre su pasado, relacionadas con un supuesto hecho hace 20 años en Bilbao que le habría llevado a "odiar" a la Guardia Civil, se ha convertido en una vía escape que el ministro no ha dudado en utilizar y que le ha permitido recordar sus éxitos como juez en la lucha contra ETA.
La primera en intervenir ha sido la diputada popular Beatriz Álvarez Fanjul. Ha echado en cara al ministro las palabras de Pablo Iglesias sobre la desmilitarización de la Guardia Civil, le ha recordado que el número tres del Ejecutivo se alegraba de las palizas que se daban a algunos agentes en manifestaciones y le ha afeado el cese del coronel Diego Pérez de los Cobos "para evitar investigaciones" sobre "las negligencias criminales de su Gobierno".
Ha acusado a Marlaska de "desprestigiar" al cuerpo, le ha recordado que varios coroneles rechazaron ocupar el puesto de Pérez de los Cobos "porque lo consideraban un deshonor" y se ha preguntado si será necesario conocer la verdad a través de un off the record, en alusión al vídeo de Irene Montero en el que la ministra dice, de forma distendida antes de una entrevista, que el nivel de asistencia al 8-M bajó por el miedo al coronavirus.
Tras esto, se ha mostrado tajante sobre cómo debe comportarse un ministro del Interior con las investigaciones de los agentes de las Fuerzas de Seguridad: "Como gritaban ustedes en la manifestación del 8-M, ¿se acuerda?, no se besa, no se besa. ¡Aplíquese el cuento! Los informes de la policía judicial no se tocan, no se tocan".
La siguiente intervención ha sido de la diputada de Vox Macarena Olona, quien ha asegurado que el ministro "está acorralado" y que ha mentido en sede parlamentaria diciendo que el cese de Pérez de los Cobos no estaba relacionado con el informe del 8-M. "La directora general de la Guardia Civil ha puesto de manifiesto que usted mentía. Mintió cuando apeló a la reestructuración de equipos de confianza. Mintió cuando dijo que Pérez de los Cobos pudo participar en la filtración del informe del 8-M", ha continuado.
Tras esto, ha asegurado que "la verdad acaba aflorando" y ha acusado al ministro de "odiar profundamente" a la Guardia Civil por un episodio que habría sucedido "hace 20 años en Bilbao" y que, parece ser, se habría producido en un espacio temporal cercano al asesinato por parte de ETA del juez José María Lidón en 2001, cuyo féretro fue sacado a hombros de la iglesia por seis magistrados, entre ellos, el propio Marlaska.
"Le pido que aflore la verdad y explique a su presidente, al Partido Socialista, a todos los presentes en esta Cámara, qué ocurrió hace 20 años en Bilbao, cómo tuvieron que recordarle que la lucha contra ETA no es compatible con la cobardía y qué hizo usted, o más bien, qué dejó de hacer como magistrado para evitar que determinada información saliera a la luz pública", ha concluido la parlamentaria de Vox.
Esta alusión a un posible incidente en el País Vasco hace veinte años ha facilitado al ministro una salida en el debate parlamentario pese a su difícil situación en el Ministerio del Interior por la crisis en la Guardia Civil, permitiéndole recordar sus éxitos como juez en la lucha contra ETA, cómo la banda terrorista intentó asesinarle hasta en dos ocasiones y cómo su departamento "sigue trabajando" para esclarecer los crímenes de ETA sin resolver.