El vicepresidente segundo y ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030, Pablo Iglesias, se niega a hacer ningún tipo de autocrítica con respecto a la gestión del Gobierno frente a la pandemia del coronavirus a pesar de los 27.600 muertos reconocidos oficialmente, que en realidad podrían ser el doble si se contabilizan los fallecidos no confirmados con test.
En una entrevista con Antena 3, preguntado sobre si el Ejecutivo reaccionó tarde ante las advertencias que ya a finales de enero y después en febrero realizó la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre esta epidemia, Iglesias ha asegurado que si pudiera volver a atrás y supiera cuál iba a ser la evolución de la crisis sanitaria del coronavirus le habría gustado actuar "antes" pero ha defendido en todo caso la labor del Ejecutivo que actuó, ha dicho, de manera "muy estricta" desde el principio.
"Si pudiéramos volver atrás en el tiempo y supiéramos lo que iba a significar esta pandemia, pues claro que a todos nos hubiera gustado actuar antes, a todos", ha manifestado el líder de Podemos, quien ha pedido "no hacer política" con esto porque ni los partidos de la oposición ni los medios de comunicación fueron capaces de prever "algo que era muy difícil de prever".
Aún así, ha recalcado que el Gobierno actuó de forma "muy estricta", incluso antes que otros gobiernos que esperaron más que el español, y decretó el estado de alarma con medidas "muy restrictivas" de los derechos de la ciudadanía.
"¿Lo hicimos todo bien? Evidentemente, no. ¿Fuimos capaces de dimensionar lo que se nos venía encima? Pues claro que no, igual que le ocurrió a otros muchos gobiernos", ha insistido el vicepresidente segundo.
La mortalidad en las residencias es culpa de "la privatización"
El vicepresidente ha mantenido firmemente la estrategia de acoso contra Ayuso y de culpabilizar al PP de los errores del Gobierno, concretamente en lo referente a las residencias de ancianos que el propio Iglesias debía gestionar.
"La privatización de las residencias, entregarlas a corruptos y a fondos buitre, ha colocado a nuestros ancianos en una situación de vulnerabilidad", ha advertido Iglesias, eludiendo cualquier tipo de responsabilidad.
Para el vicepresidente segundo del Gobierno, esta crisis ha revelado que este modelo "hay que cambiarlo" y "que no puede ser que los mayores estén atendidos por trabajadores en situación de precariedad, cobrando sueldos de miseria".
Pablo Iglesias ha defendido que el Ejecutivo, lo que hizo el pasado 19 de marzo fue "reforzar a la única autoridad que tiene competencia en las residencias de ancianos que son las comunidades autónomas".
En concreto, ha indicado que les pidieron "por escrito que situaran las residencias como prioritarias en los mismos términos que los hospitales para el reparto de EPI", que convirtieran a los trabajadores de las residencias "en servicios esenciales igual que los sanitarios", y "que facilitaran las condiciones de contratación para que contrataran más personal".
"Pusimos bajo su control el 75% de las residencias privadas, dimos 300 millones de euros a la administración de Isabel Díaz Ayuso, a la de Emiliano García-Page, de todos los presidentes autonómicos, para que gastaran en personal para cuidar a nuestros ancianos", ha afirmado Iglesias, al tiempo que ha añadido que van a seguir haciendo lo mismo, es decir, "dar más poder a las comunidades autónomas para que cumplan con su labor".
Según ha precisado Pablo Iglesias, "no cabe la división política cuando se trata de salvar vidas". Por ello, ha apelado a un consenso para conseguir un sistema sanitario público "más fuerte" frente a las privatizaciones que "han dejado a médicos, enfermeros, personal limpieza y a todo el personal sanitario en una situación de precariedad y trabajando en malas condiciones".
"Tenemos que trabajar todos juntos. Hacer política con las situaciones que hemos visto en los hospitales y residencias, es algo que la gente, independientemente del partido que vote, no entiende, y creo que hay un consenso transversal a todas las ideologías, que necesitamos una sanidad pública mucho más fuerte. Las privatizaciones no solo fueron una vergüenza, han sido un fracaso", ha zanjado.