No es ningún milagro. Se trata de profesionalidad, responsabilidad y actuación inmediata. Las cuatro residencias privadas del Grupo Casaverde han mantenido a sus 360 ancianos libres de coronavirus. En estos centros para mayores no han tenido que lamentar fallecimientos. ¿La clave? Aplicaron los protocolos de prevención ante el coronavirus en febrero. Ahora, y en vista de la tragedia que asola a España, sobre todo con la escabechina que el virus ha hecho, hijos, nietos, hermanos y padres de estos residentes lloran, pero de felicidad.
A sus sanitarios y directivos no les dejan de llover cartas de reconocimiento por su encomiable y ejemplar labor. Los médicos que prestan apoyo a las residencias desoyeron los mensajes del Gobierno e investigaron por su cuenta. No creyeron en ningún momento la tesis de que "solo era una gripe". A finales de febrero, los centros para mayores, dos de ellos ubicados en Madrid y otros en Alicante, pasaron a la acción. Se confinaron todos. A partir de ese momento, ya nadie podía acceder a las visitas en las residencias. Los familiares no entendían que ante los mensajes de tranquilidad el Gobierno, ellos no pudieran ver a sus mayores.
Pero Alberto Giménez, el presidente del grupo Casaverde lo tenía bien claro. Iba a escuchar a sus profesionales y hacer lo que le recomendaban al margen de lo que dijera el Ministerio de Sanidad. "Hemos salvado vidas y no fue fácil al principio. Tuvimos que realizar una labor didáctica con los familiares que se quejaban por habernos aislado. Nuestros sanitarios les informaron en febrero de lo que el virus provocaría de no actuar en ese momento", afirma con orgullo a Libertad Digital.
Mientras Fernando Simón, el epidemiólogo del Gobierno, comunicaba el 23 de febrero que ni había virus ni se transmitía la enfermedad, además de haber dicho días antes que en España "no había riesgo de enfermarse", las residencias del éxito estaban comprando EPI, mascarillas FFP3 y aislaron en sus habitaciones a los ancianos. La perplejidad de los familiares era comprensible si se comparaban las medidas preventivas de las residencias con los mensajes de tranquilidad que el Gobierno estaba trasladando.
Pero en las residencias Casaverde sabían lo que hacían. Los podían tratar de exagerados, incluso de lunáticos, como le pasaba a todo aquel que se atrevía a desafiar la versión oficial de Simón, Illa y Sánchez en esas semanas de febrero. "Les dijimos a los familiares que no podían visitar a los residentes porque corrían peligro. Establecimos videollamadas. Confinamos a los mayores en las habitaciones para que no pasaran por las zonas comunes. Ese aislamiento en sus habitaciones lo paliábamos con las videollamadas. En segundo lugar, establecimos protocolos estrictos. Los profesionales y sanitarios del centro siempre entraban por una puerta diferente. Se cambiaban en una estancia toda la ropa, se quitaban hasta los zapatos. También lo hacían al irse de esta forma. Así se evitaba que trajeran el virus a la residencia o que se lo llevaran en la ropa a sus casas y contagiaran a los suyos", expone el presidente de las residencias, Alberto Giménez.
Los 360 ancianos ya aislados en sus habitaciones escuchaban las noticias que contrastaban con la realidad que ellos estaban viviendo. El 26 de febrero en pantalla aparecía el ministro Salvador Illa que anunciaba que "no había prohibición de viajar a ninguna parte y que no era necesario el uso de mascarillas". Sin embargo, los auxiliares y geriatras ya andaban armados hasta las cejas contra el coronavirus en los pasillos de sus residencias.
"Nuestros médicos estaban muy bien informados. Seguimos el consejo de nuestros propios doctores a la vista de la información que ya circulaba en febrero como la de la propia Organización Mundial de la Salud (OMS). La previsión ha salvado vidas porque nosotros tenemos mayores con patologías graves y es una población de alto riesgo como se ha podido ver con las consecuencias que ha tenido en estos meses la covid-19 en edades avanzadas", recalca Alberto Giménez.
Y pese a que Salvador Illa repitió que no había problemas de desabastecimiento, el presidente de las residencias se apresuró a hacer caso de las recomendaciones sanitarias y los documentos que le hacían llegar sus doctores y que anunciaban la que se avecinaba. "Fue muy importante que compráramos los EPI en febrero. Nos llegaron sin problema y nuestros sanitarios han podido protegerse correctamente. Pedimos al proveedor con tiempo suficiente. Los problemas vinieron después, pero nosotros ya estábamos protegidos. También hay que decir que posteriormente tampoco hemos tenido problemas con la compra de EPI, lo hicimos con la Federación española Empresarial de la Dependencia. Ellos fueron los que contactaron y nos lo suministraron cumpliendo con la calidad requerida y la eficacia de los equipos", comunica Giménez.
Entretanto el Gobierno insistía. El 28 de febrero, Fernando Simón dijo que el Gobierno no se estaba planteando dar ninguna recomendación nueva. "España ahora mismo no está tomando medidas de distanciamiento social", reiteraba. El 6 de marzo, las residencias Casaverde llevaban ya dos semanas de confinamiento, sin contacto con el exterior y con las protecciones adecuadas.
Ese mismo 6 de marzo, el virólogo del Gobierno habló de los centros de día para mayores. "Los centros de día no se tienen por qué cerrar, no podemos generalizar y se tienen que tomar medidas dependiendo de cada centro. No podemos generalizar para todos los centros de día, y tampoco hay que hacer pruebas (test) a todos los contactos".
Afortunadamente, en estas residencias privadas que cuentan con el 50% de plazas públicas, las informaciones gubernamentales fueron puestas en cuarentena. Ir contracorriente "no fue sencillo", recuerda su director. El 7 de marzo, Carmen Calvo en una entrevista en televisión se dirigió a las mujeres afirmando que les "iba la vida" en ir a la manifestación del 8-M.
Por último, Alberto Giménez no entiende por qué las autoridades sanitarias no tomaron las medidas necesarias a tiempo. De sus seis residencias en total, tres quedaron libres de coronavirus y las otras tres no han tenido apenas contagios. Hoy por hoy, todos sus residentes están libres de Covid-19. Todo un logro: "Por lo menos, a primeros de marzo ya circulaba documentación más que suficiente para actuar rápidamente. No sé por qué el Gobierno no tomó las medidas de prevención", concluye.