La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha metido la cabeza debajo del ala y se ha abstenido de dar explicaciones a la oposición sobre el rocambolesco concierto que pretendía organizar con el concurso de las productoras Mediapro y El Terrat para amenizar el confinamiento a los barceloneses. En su lugar ha puesto al concejal Jordi Martí, a quien ahora achaca la idea de tal "fiesta" y que se encargara su organización a la productora de Jaume Roures.
El anuncio del concierto, su coste y que se encomendara a las productoras de Roures y Andreu Buenafuente (El Terrat fue comprada recientemente por Mediapro) provocaron tal escándalo que la alcaldesa y Roures se vieron obligados a cancelar el evento en medio de fuertes críticas políticas y renuncias de músicos a participar.
Este lunes estaba previsto que la alcaldesa diera explicaciones a los grupos municipales, pero ha delegado en el concejal Jordi Martí, quien ha negado que se pretendiera favorecer a Roures y ha justificado el encargo por la capacidad financiera del empresario. Según la tesis municipal, el concierto iba a costar entre cuatrocientos mil y medio millón de euros y la productora Mediapro junto a El Terrat pondría la mitad del dinero mientras que el Ayuntamiento se haría cargo de la otra mitad. Así y según el concejal Martí, Roures iba a producir el evento sin obtener beneficio alguno.
Todos los grupos municipales han censurado la maniobra, que consideran una manera de regar con dinero público a Roures y han subrayado también que el equipo de Colau incumple sus propios códigos al contratar a una empresa que opera en paraísos fiscales. Además han denunciado que no se llevara a cabo un concurso público.
La pretensión del Ayuntamiento de la capital catalana era llevar a cabo un concierto con la participación de Juan Manuel Serrat, María del Mar Bonet, Marina Rosell, Antonio Orozco, Sopa de Cabra, Txarango, Els Catarres y El Niño de la Hipoteca, entre otros artistas.