El Mundo
"Desescalada sin calendario y en continuo estado de alarma". Lo del estado de alarma empieza a ser un vicio para el gobierno comunista. A Rosell no le gusta el plan Sánchez. "Añadió incertidumbre a la incertidumbre y puso en evidencia que el gobierno sigue careciendo de un verdadero plan para afrontar esta grave situación". Preocupa especialmente la "intención de mantener indefinidamente un estado de alarma cada vez más cuestionado por juristas, que otorga unos poderes excepcionales que no solo exigen máxima eficacia sino que deben restringirse en el tiempo". Ha llegado el momento de decidir si morimos por el virus o aceptamos calladitos la dictadura de Sánchez. "Se habla de desescalada cuando seguimos sin algo tan básico como los test masivos" y cuando las empresas privadas intentan suplir la incapacidad del ejecutivo, el Gobierno va y les roba los test amparándose en el estado de alarma. Exprópiese.
Y para colmo, "ha borrado de un plumazo el comité técnico de gestión del coronavirus y lo ha sustituido por otro al que incorpora reconocidos expertos en pandemias como su mano derecha, Iván Redondo", experto en frikadas y propaganda.
Federico Jiménez Losantos se teme lo peor, y no es el único. "Una de las peculiaridades de este gobierno de Iglesias, que preside formalmente Sánchez, es considerar todo lo que hace indiscutible, al modo soviético, en lo teórico y lo práctico. En el primer plano, el teórico, se proclama la verdad científica a lo que hace el Partido/Gobierno/Estado. ¿Y qué es lo científico? Todo aquello y todos aquellos que defienden el socialismo científico frente al utópico. Por eso al Soviet para la Reconstrucción de la Nueva Normalidad no se incorporan expertos en Sanidad, sino en política: Iván Redondo, Julio Rodríguez, Miguel Ángel Oliver y Félix Bolaños", que son los escoltas de Sánchez.
Esto huele fatal, y lo reconoce hasta Anson. "El coronavirus se está convirtiendo en la justificación para acentuar la opresión; en el pretexto para la deriva dictatorial". En España "se escuchan ya los pasos de los césares comunistas que llegan".
¿Hay esperanza? "Los principales grupos dejan en el aire su apoyo al plan de Moncloa". Unos por unas cosas y otros por otras, existe "malestar porque el Gobierno" no ha contado con nadie, como siempre. "Ni siquiera ha llamado a Pablo Casado para comentarle el plan". ¿Cuándo piensa Casado poner fin a los sucesivos estados de alarma unilaterales?
Dice El Mundo que "más test y aislar los contactos, clave para frenar el virus". Pero el gobierno no los hace pero se los roba a las empresas privadas. No más estados de alarma, este país es ya una dictadura comunista con la complicidad del Partido Popular.
El País
"La desescalada tendrá cuatro fases y acabará a finales de junio". Bueno, acabará cuando le convenga a Sánchez. "El PP y los nacionalistas se desmarcan del plan". A ver si es verdad. Las barrabasadas de Sánchez están consiguiendo poner de acuerdo a opciones antagónicas. Está el periódico del régimen muy ofendido porque hay oposición al ordeno y mando de Sánchez. "Pablo Casado ha reclamado test masivos a toda la población para proceder a la desescalada y ayer criticó que, igual que al anunciar una prórroga del estado de alarma, Sánchez no le hubiese llamado previamente para informar al principal partido de la oposición". El PP lo que tiene que hacer es dejar de lloriquear como niñatos y actuar.
Pepa Bueno se permite una pequeña crítica. Pequeñita, no vayan a creer. "La democracia no está suspendida, pero cualquier parecido con el funcionamiento normal de las instituciones es una fantasía . El gobierno podría elegir presentar el plan de desescalada en el Congreso en lugar de hacerlo en la Moncloa. E insiste el ejecutivo en uno de sus mayores errores políticos desde el comienzo de esta crisis; no incorporar en esas ruedas de prensa multitudinarias del mando único a los consejeros de Sanidad de las comunidades más afectadas". ¿Cabe alguna esperanza de que este periódico se sume en la defensa de la democracia frente al despotismo sanchista? Lo dudamos.
ABC
"Sánchez impone su nueva normalidad. Anuncia su plan de desescalada en cuatro fases ignorando a las autonomías y sin someterlo al Congreso".
El editorial deja meridianamente claro no ya dónde nos encaminamos, sino dónde estamos. "La vulneración de garantías y los abusos contra las libertades, amparado en este estado excepcional, deben tener un límite. Sánchez ha actuado de modo unilateral y desprecia a las autonomías y a la oposición, aunque dependa de ella para prorrogar la alarma. Moncloa simula que consulta, pero después ejecuta sus decisiones en un círculo de poder endogámico diseñado solo para su proyecto y lucimiento. Sánchez es la deslealtad personificada y realmente cree que España puede depender de un pequeño sanedrín cada vez más ideologizado y sectario". Normal que lo crea, hasta ahora nadie le ha plantado cara.
"Habló de patriotismo, pero solo él decide qué es patriotismo y qué no. Habló de normalidad, pero nada es más atípico que el plan presentado, y nada es más anormal que el proyecto autoritario que esconde". Discrepo Bieito, no lo esconde, lo deja claro en cada decisión que toma. "El gobierno se ha erigido en un poder autocrático que ha invalidado al legislativo y pretende derruir al judicial, y Sánchez se ha revelado como un presidente autoritario que cree poder mandar en España a golpe de decreto social comunista".
Es hora de poner pie en pared, porque como dice Ignacio Camacho, "no hay plan salvo continuar gobernando por decreto. Lo único seguro es que sigue el estado de alarma… si la oposición no decide, que quizá debería, lo contrario". A ver Casado, que no te lo dice un peligroso antisistema.
La Razón
"El caos de la nueva normalidad". Dice el editorial que "todo el proceso se llevará a cabo bajo el estado de alarma, que se prorrogará sucesivamente". Dado el cada vez más peligroso autoritarismo de Sánchez, "no es descartable que se produzca una reacción adversa de las formaciones opositoras, en especial del PP, que puede poner en peligro el respaldo parlamentario al mantenimiento del estado de alarma". No te lo crees ni tú, Casado no se caracteriza por su gran carácter.
Dice Martín Beaumont que "el presidente debe estar muy agradecido a Pablo Casado por su apoyo a las sucesivas prórrogas del estado de alarma, aunque el líder del PP se levante de su escaño una vez tras otra sin saber qué va a hacer con los poderes extraordinarios concedidos" y se entere por la televisión. Qué va a estar agradecido Sánchez, le maltrata porque sabe que Casado no tiene narices para decirle hasta aquí hemos llegado.
Como dice Marhuenda, "hemos sido buenos y Sánchez expresó su satisfacción por ese obligado comportamiento ejemplar porque por algo estaban los controles policiales, los pases para circular y la policía de las ventanas". No es que seamos buenos, es que Sánchez ha puesto al servicio de su dictadura a policía, guardia civil, ejército, televisiones. Y luego dicen que esto no es Venezuela. Dictadura por la vía de los hechos consumados.