El ministro de Sanidad, Salvador Illa, aseguró en el Consejo de Sanidad de la UE celebrado el pasado 6 de marzo que la situación causada por el coronavirus era "preocupante", entrañaba "un riesgo serio" y que no debíamos "subestimarlo". Tras estas afirmaciones, el Gobierno de Pedro Sánchez permitió sólo dos días después las marchas del 8-M en toda España.
Antes de que interviniera Salvador Illa en este encuentro con los ministros de Sanidad europeos, la comisaria de Salud, Stella Kyriakides, pedía a los Estados miembros que reflexionaran "sobre las decisiones relacionadas con grandes actos públicos y reuniones" para evitar la propagación del Covid-19.
Por su parte, la representante del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades ECDC pedía a los países miembros que activaran la alarma: "Si no se ha hecho ya, los Estados miembros deberían activar los mecanismos de alarma nacional y planes para asegurar la contención y mitigación con medidas sanitarias, especialmente la disponibilidad de equipamiento para los trabajadores sanitarios y de camas hospitalarias".
Tras dichas intervenciones, llegaba el turno del ministro de Sanidad español. Salvador Illa comenzaba su intervención destacando que el escenario causado por el Covid-19 era "rápidamente cambiante" y "que demanda de nosotros análisis y respuestas rápidas y eficaces, pero a la vez basadas en decisiones proporcionadas y en evidencia científica".
A continuación, Illa justificaba las medidas o la falta de medidas adoptadas por España contra el coronavirus: "En ese esfuerzo conjunto de coordinación, el compromiso de España para garantizar la coherencia en la acción europea internacional es firme y permanente. Igualmente consideramos que la situación de cada país ofrece particularidades y por ello debe respetarse también la competencia de cada Estado para poder tomar las decisiones que a nivel nacional se consideren más pertinentes en cada momento".
"En cuanto a las medidas y situaciones realizadas en España, el Ministerio de Sanidad está trabajando bajo 4 principios esenciales: en primer lugar, toma de decisiones basada en criterios técnicos, la evidencia científica y con los mejores datos disponibles. En segundo lugar, seguimiento permanente de la alerta. En tercer lugar, coordinación con todas las Comunidades autónomas que son las que tienen atribuida la gestión sanitaria así como a nivel europeo e internacional. Y en cuarto jugar, transparencia informativa", aseguraba.
"En definitiva", añadía Illa, "se está actuando de acuerdo a los criterios y recomendaciones internacionales, con una máxima coordinación con las autoridades europeas, con las Comunidades Autónomas y con los distintos departamentos del Gobierno. Debemos también encontrar la manera de afrontar situaciones específicas.
"Quiero expresar la solidaridad de España con los grandes esfuerzos que nos consta que se están realizando para contener el virus en las zonas de riesgo. No obstante, la situación es preocupante y entraña un riesgo serio. No debemos subestimarlo", concluía.
Illa sí prohibió los congresos médicos
El Gobierno de Pedro Sánchez no prohibió las marchas del 8-M, ni los eventos deportivos, ni culturales. No obstante, sí impidió la celebración de todos los seminarios y congresos médicos por el riesgo de contagio del coronavirus, 5 días antes de permitir las marchas del 8 de marzo.
El propio ministro de Sanidad, Salvador IIla, era el que anunciaba en rueda de prensa el pasado 3 de marzo que se suspendía la celebración de congresos y seminarios de tipo sanitario y en la que pudieran participar profesionales de la salud con el objetivo de minimizar el riesgo de contagio por el coronavirus: "Necesitamos que los profesionales se encuentren en perfectas condiciones", afirmaba.
Por dicho motivo, Illa recomendaba no organizar estos actos porque "no nos podemos permitir una merma de profesionales". La decisión del Ministerio de Sanidad se trasladó a los profesionales sanitarios de las Comunidades Autónomas, a través de sus respectivos servicios regionales de salud.