El gobierno de la Generalidad no quiere ni oír hablar del Ejército en Cataluña. Quim Torra ha cuestionado la eficacia de las labores de desinfección de espacios públicos de las Fuerzas Armadas y su consejero de Interior, Miquel Buch, descarta por sistema la colaboración militar. Sin embargo, tanto Torra como Buch matizan que si es necesario, pedirán ayuda al Ejército porque los catalanes también contribuyen al sostenimiento de las Fuerzas Armadas.
Nada más cierto, como el hecho de que hay ayuntamientos catalanes que han decidido pasar de las consignas separatistas y reclaman y obtienen la ayuda de los militares desplegados en la región. Barcelona fue el primer municipio en solicitar el esfuerzo de la Unidad Militar de Emergencias (UME) para la construcción de un gran albergue para personas sin hogar en el recinto ferial.
En Badalona y Hospitalet, la UME ha desinfectado el entorno de centros hospitalarios, residencias de ancianos y paradas de transporte público, igual que en Olesa de Montserrat, donde los militares fueron llamados por el ayuntamiento para desinfectar la residencia Santa Oliva, en la que se habrían producido doce fallecimientos atribuidos al coronavirus. De la misma índole ha sido la actuación militar en la residencia para mayores de la Pobla de Segur en Lérida.
La Guardia Civil también colabora en tareas contra la pandemia. Así, ha trabajado junto al ayuntamiento de San Andrés de la Barca y Médicos sin fronteras en la habilitación de un hospital de campaña en un polideportivo municipal de la citada localidad barcelonesa.