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Sánchez comparece entre lágrimas para no anunciar nada y pedir que "estemos orgullosos" de su gestión

El presidente se limita a constatar que "lo peor está por llegar", que "la ola va a llegar" y que "somos el tiempo que respiramos".

El presidente se limita a constatar que "lo peor está por llegar", que "la ola va a llegar" y que "somos el tiempo que respiramos".

Treinta y cinco minutos de comparecencia para no anunciar absolutamente nada en pleno estado de alarma por el coronavirus. El presidente del Gobierno compareció a las 21:20 minutos, apenas veinte minutos después de la sonora cacerolada que se organizó a través de las redes sociales contra "el Gobierno del caos" de Pedro Sánchez. Una convocatoria a la que parecía responder el jefe del Ejecutivo con una llamativa declaración en la que comenzó felicitándose por el incremento del consumo energético en los hogares, el descenso del número de delitos en las calles, decretado el estado de alarma, y concluyó exigiendo entre lágrimas contenidas que "debemos estar orgullosos de nuestros servidores públicos" tras una defensa cerrada de su gestión en la crisis del coronavirus que asumió en primera persona.

Justo antes de dar paso a las seleccionadas preguntas de los periodistas, en las que se vetó la decena de cuestiones relacionadas con la más que posible prórroga del estado de alarma, el presidente del Gobierno se limitó a constatar que "lo peor está por llegar" y que "quedan días muy duros". Entre prolongadas pausas y suspiros, Pedro Sánchez solemnizó que "todavía debemos recibir el impacto de la ola más dura", el proclamado pico de infectados por coronavirus, "que pondrá en cuestión nuestro temple".

Una prolongada y tremendista exposición inicial en la que Sánchez constató que "el enemigo de todos es el virus" y pidió que "no nos dejemos vencer por el miedo" aunque su discurso no llamase precisamente a la calma adornado con frases grandilocuentes del tipo de: "Se dice que somos el tiempo que respiramos". O esta otra: "Lo que nos mantiene en casa no es el miedo, es el coraje".

El presidente concluyó su intervención llegando al quid de la cuestión: su autojustificación. "Hemos aplicado la estrategia de la OMS. En todo momento se ha intentado aplicar medidas sanitarias que tuvieran las menores medidas desde el punto de vista social para frenar una propagación tan rápida del coronavirus. Hemos adoptado las medidas más drásticas en Europa y en el mundo. Somos muy conscientes del impacto social en nuestro país".

Y preguntó a quienes piden un confinamiento total: "¿Quieren decir que se prohíba ir a comprar el pan? ¿Que una madre no pueda salir a pasear con su niño autista? Hay que saber ponderar y equilibrar en una sociedad compleja. Y ahí están los datos", señaló en referencia al incremento del 80% en consumo energético de los hogares o que España se sitúe en segunda posición en Europa y quinta en el mundo en consumo de datos en Internet.

"Los españoles están cumpliendo". Y lo que quiso decir el presidente es que el Gobierno, también. "Asumo toda la responsabilidad, faltaría más, en enero, febrero y marzo...", manifestó en la última pregunta de una rueda de prensa que concluyó, sin responder a prácticamente ninguna pregunta, que "exijo el mayor nivel de compromiso y de horas a mi equipo. Nosotros no estamos descansando. Los españoles tendrán que evaluar qué hemos hecho para defender nuestra salud pública".

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