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Arrimadas vence a Igea y será la primera presidenta de Ciudadanos después de Rivera

Arrasa con el 76% de los votos, frente al 22% de Igea, con una participación del 60%.

Arrasa con el 76% de los votos, frente al 22% de Igea, con una participación del 60%.
Inés Arrimadas. | David Alonso Rincón

Inés Arrimadas es la nueva presidenta de Ciudadanos, puesto en el que sucede a Albert Rivera, hasta ahora el único líder del partido naranja desde su fundación en 2006 en Cataluña. La actual portavoz parlamentaria de la formación y antigua líder en Cataluña, donde logró la gesta de vencer por primera vez a los nacionalistas las elecciones autonómicas en 2017 se imponía este domingo al vicepresidente de Castilla y León, Francisco Igea, en las primarias del partido, con un 76% de los votos, 9.481, frente al 22% de Igea, que sumaba 2.752 apoyos.

El tercer candidato, el militante valenciano Ximo Aparici, obtenía un testimonial 0,74%. La participación rozaba el 60%, más de 12.000 afiliados de un total de 20.713 con derecho a voto. Apenas algo más del 1% elegía votar de manera presencial, en las urnas habilitadas este domingo, mientras que la mayoría lo hizo el sábado de manera telemática. Igea felicitaba enseguida a Arrimadas y lanzaba un mensaje de unidad a través de Twitter al que respondía Arrimadas.

Poco después de la dimisión de Rivera el pasado 11 de noviembre, fruto del batacazo electoral del partido en las últimas elecciones generales celebradas un día antes, en las que Ciudadanos pasó en apenas seis meses de 57 a 10 diputados, Arrimadas dejó claro que se postulaba para ser la sucesora en lo que durante mucho tiempo pareció que iba a ser un proceso por aclamación.

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Arrimadas e Igea, durante el debate de las primarias. | Ciudadanos.

Pero primero el vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, que amagó con presentarse y luego reculó y después el propio Igea, que comenzó a mostrar sus discrepancias con la Gestora del partido a finales de noviembre, durante una bronca reunión del Consejo General, dejaron claro que el camino iba a ser algo más difícil de lo que parecía a priori.

Una victoria más trabajada de lo esperado

Por el camino, Arrimadas dejó de contar con el apoyo del jefe de la delegación de Ciudadanos en Europa, Luis Garicano, el cabecilla del sector crítico a Rivera durante el convulso 2019, quien a pesar de ello comenzó respaldándola pese a ser Igea un viejo amigo de sus tiempos universitarios.

La decisión de la Gestora naranja, prácticamente indistinguible del aparato diseñado por Arrimadas, de destituir a dos portavoces autonómicos, la ex diputada por Toledo Orlena de Miguel y el ex vicepresidente del Congreso de los Diputados, el asturiano Ignacio Prendes, provocó la protesta airada de Garicano y también la de Igea, que renunció a su puesto orgánico en Castilla y León y comenzó a cimentar lo que sería su candidatura, mientras que Garicano se alejaba hasta no formar parte, finalmente, de la candidatura de Arrimadas.

El sector igeista comenzó a reivindicar una reforma de la estructura del partido para descentralizarlo, una pretensión que Arrimadas siempre descalificó como el intento de crear "baronías" hasta el punto de lanzar una advertencia a la militancia sobre que ella no lideraría un partido con otro modelo. Finalmente, Arrimadas rectificó el pasado miércoles, precisamente durante el debate electoral con Igea, donde dijo que respetaría la decisión de la militancia, en el V Congreso de Ciudadanos que tendrá lugar en Madrid el fin de semana que viene, justo siete días después de las primarias.

El tenso encuentro en Valladolid, pistoletazo del duelo Arrimadas-Igea

El momento más sonado de la pugna entre Arrimadas e Igea se produjo a la vista de todo el mundo el lunes 24 de febrero en Valladolid, tras un desayuno informativo de la portavoz parlamentaria, cuando ambos se saludaron e intercambiaron un tenso diálogo delante de las cámaras de televisión. Según Igea, por expreso deseo de ella, algo que los arrimadistas niegan.

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Igea y Arrimadas, el pasado 24 de febrero en Valladolid. | EFE

El resultado de las primarias para las elecciones gallegas, en las que la oficialista Beatriz Pino se impuso por apenas 16 votos al igeista Manuel Jesús Morgade espoleó las esperanzas del sector crítico, mermadas poco después tras conocerse las elecciones a compromisarios al V Congreso, en el que los arrimadistas coparon más del 70% de los puestos. Rivera, además, rompía su silencio para deslizar su apoyo a Arrimadas.

En estos meses de interinidad, Arrimadas apostó por impulsar las coaliciones con el PP en los tres territorios donde hay elecciones este 2020 (Galicia, País Vasco y Cataluña) logrando cerrar un acuerdo con los populares en las provincias vascas pero fracasando ante el "escollo" del presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, reacio a concurrir con las siglas de Ciudadanos junto a las del PP en los comicios del 5 de abril, donde aspira a revalidar su mayoría absoluta. Igea criticó esa entente preelectoral con los populares, con los que él mismo gobierna la Junta de Castilla y León, por considerar, como argumentó en el debate con Arrimadas, que desnaturalizan el proyecto naranja.

Una Ejecutiva naranja de catalanes, y riveristas

Arrimadas dirigirá Ciudadanos con una cúpula en la que ya no estarán tres de los principales colabores de Rivera. Dos de ellos, José Manuel Villegas y Fernando de Páramo, tras haber abandonado voluntariamente la política y un tercero, Fran Hervías, forzado a hacerlo por el descontento generalizado con su tarea al frente de la Secretaría de Organización, expresado a Arrimadas en privado por personas tan relevantes como el vicepresidente de Andalucía, Juan Marín, un arrimadista acérrimo.

Hervías, que ha anunciado incluso un libro sobre el partido, a imagen y semejanza del que publicará en abril Rivera y contrariado por el publicado ya este año por el fundador del partido y ex portavoz en Baleares, Xavier Pericay, ha manifestado su deseo de seguir colaborando con el partido. En noviembre perdió su escaño por Granada y no está claro cuál será su futuro tras haber ocupado un área tan sensible como la de Organización.

Un departamento que ahora, junto al de comunicación, finanzas y acción institucional, recaerá en una super vicesecretaria general que ostenta Carlos Cuadrado, estrechamente vinculado a Rivera aunque de escaso perfil público. De segundo de a bordo tendrá a otro riverista de pro, José María Espejo, quien compatibilizará su cargo orgánico con el de Secretario General del Grupo parlamentario, del que forma parte como diputado por Barcelona.

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Rivera, Arrimadas y Carlos Cuadrado. | EFE

El ex socialista Joan Mesquida será el otro vicesecretario, ocupado del área de programas, y por encima de ambos estará la nueva Secretaria General, Marina Bravo, diputada en el Parlament y responsable de los programas electorales desde la dimisión el pasado verano de Toni Roldán. La ex diputada por Tenerife Melisa Rodríguez ejercerá de portavoz de la Ejecutiva y la en principio candidata a las elecciones catalanas y portavoz en el Senado, Lorena Roldán, será la portavoz adjunta.

El núcleo catalán, por tanto, seguirá ejerciendo el poder en una Ejecutiva que en su versión ampliada integra a todos los vicepresidentes autonómicos salvo Igea: Marín, Aguado y la murciana Isabel Franco, y a la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís. Además, Arrimadas recupera al eurodiputado Jordi Cañas, un histórico del partido a cuya cúpula ya perteneció en los inicios y que en el anterior congreso, celebrado en 2017 en Coslada, llevó la voz cantante del sector socialdemócrata, derrotado en aquella ocasión frente al giro liberal impulsado por Rivera.

El futuro de un partido muy tocado en las encuestas

Arrimadas hereda un partido que gobierna para veinte millones de españoles en cuatro comunidades autónomas: Madrid, Andalucía, Castilla y León y Murcia, todas en coalición con el PP y salvo en el caso de la tercera con el apoyo parlamentario de Vox, así como en muchas capitales de provincia, sin ir más lejos en la capital de España, también con el PP y también con respaldo de Vox. En Castilla-La Mancha se gobierna también en capitales como Ciudad Real pero con el PSOE e incluso hay alcaldes capitalinos de Ciudadanos, como el granadino Luis Salvador.

El partido sigue teniendo un problema crónico de implantación en el norte de España, donde apenas se cuenta con algo más de 130 cargos públicos y con una situación paradójica en Cataluña, su lugar de origen. Hoy por hoy es el primer partido de la oposición y la primera fuerza del Parlament, pero no ostenta el poder en ningún ayuntamiento catalán, ni siquiera de tamaño medio o pequeño. Algo que se une a las negras perspectivas que dibujan las encuestas para las autonómicas de este año, en las que perdería su primer puesto.

La demoscopia no tiene mejores noticias en el resto de España. El último CIS, y eso que supuso una mejora sobre sondeos y resultados anteriores, les otorga un 8% en intención de voto. Muy lejos del 15% obtenido en la triunfal noche del 28 de abril de 2019, cuando Rivera empezó a coquetear indisimuladamente con el sorpasso al PP.

Lejos de intentar acabar con la hegemonía del PP en el centroderecha español, los primeros pasos de Arrimadas estos meses, aun en la interinidad previa a las primarias, han reforzado como nunca su vínculo con los de Pablo Casado, quien incluso defendió a Rivera de las invectivas de Pedro Sánchez durante el debate de investidura del pasado enero, recibiendo la ovación de la bancada naranja.

El 5 de abril habrá por primera vez, en las elecciones al Parlamento de Vitoria, una papeleta con las siglas "PP + Cs" algo que siempre, salvo la excepción de Navarra Suma que apadrinaba Unión del Pueblo Navarro (UPN), rechazó Rivera. Arrimadas es su principal discípula política, pero trazará su propio camino, a partir de este domingo alejadas de tutelas.

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