El exconsejero Josep Rull, uno de los golpistas presos que menos se ha prodigado en los medios de comunicación, ha asegurado este miércoles que durante su ingreso en la prisión de Navalcarnero fue vejado por los funcionarios, que se rieron de su mala cara, dijeron que pasarían su foto a los telediarios para que se viera la cara de un traidor y también que se pudriría en la cárcel. Rull ha denunciado este maltrato verbal en una larga entrevista concedida a la emisora Rac1 del conde de Godó para hablar de sus vivencias en prisión.
Rull ha comentado también el día a día de la cárcel. El ejercicio físico es una de las principales ocupaciones de los presos. Raül Romeva ejerce de monitor de "spinning" y es "extremadamente duro", afirma Rull, quien presume de haberse convertido en un gran jugador de ping-pong y de que por primera vez en su vida tiene bola en el brazo.
Cada preso, a su bola
En cuanto a las relaciones entre los golpistas, Rull asegura que cada uno va por su lado y que a la hora de comer, Junqueras se sienta con Cuixart, él con Turull y en otra mesa Jordi Sànchez, Romeva y Forn. "Nos encontramos de vez en cuando, pero cada uno tiene sus amigos, sus entornos y sus actividades", afirma. Eso es así, ha apuntado, desde el principio en Soto del Real y Estremera.
Capítulo aparte merecen los comentarios de Rull sobre el régimen alimenticio de las prisiones en España. En Madrid la comida era mala, "sólo el pollo era homologable", asegura, pero el pan del desayuno, recién hecho, mucho mejor que el de Lledoners, del que dice que es "chicle". El catering de la cárcel catalana ha mejorado un poco tras un cambio de concesión, apunta, pero se ha suprimido la fideuá de domingo, lo que es motivo de consternación.
Rull ha anunciado que todas estas consideraciones aparecerán en un libro titulado Un día de octubre y dos poemas que aparecerá coincidiendo con el día de San Jorge, el 23 de abril.