División de opiniones en la delegación separatista sobre el resultado de la primera cita de la mesa de negociación. En ERC hay una indisimulada euforia hasta el punto de facilitar el primer trámite de los Presupuestos Generales al abstenerse en la votación del techo de gasto. En Junts per Catalunya (JxCat) no se fían de Pedro Sánchez y no lo ocultan.
Los interlocutores de ERC subrayan que se ha producido un punto de inflexión y que el partido republicano ha asumido el papel de rompehielos con el Estado a pesar del riesgo de quedar connotado en el frente secesionista como "autonomista". El vicepresidente del gobierno regional y segundo de Oriol Junqueras, Pere Aragonès, se ha mostrado muy satisfecho en un desayuno con los suscriptores del digital independentista El Nacional.
En la misma línea, la portavoz republicana Marta Vilalta, ha asegurado en la emisora del conde de Godó que a pesar de la distancia con el Gobierno en materia de autodeterminación "hay una puerta abierta para seguir hablando". Vilalta ha puesto en un segundo plano la reivindicación sobre la amnistía. De hecho ha manifestado que el objetivo de ERC "no es solucionar la situación de los presos y exiliados (sic) sino el conflicto político". La dirigente republicana ha desvelado además que la posición del Gobierno era la de "arreglar un poco la represión y que con eso ya habría suficiente".
Bastante menos optimista es la impresión de los representantes de Puigdemont. Así, Elsa Artadi ha asegurado que "por muy buenas palabras que haya, no podemos olvidar las cosas que han pasado y siguen pasando" y ha subrayado que "hasta ahora hemos visto muchas caras de Pedro Sánchez".
El consejero Jordi Puigneró, nuevo hombre de confianza de Puigdemont, ha declarado por su parte que ayer comenzó el "sit" pero que falta el "talk" y ha recordado que en el anterior intento de negociación, en Pedralbes en diciembre de 2018, "el Gobierno se levantó de la mesa por miedo a una manifestación".