Durante trece años, nadie amenazó seriamente el liderazgo de Albert Rivera al frente de Ciudadanos, que tuvo en el barcelonés a su primer y, de momento, único líder nacional. Pero desde su dimisión el pasado 11 de noviembre, como consecuencia del batacazo en las elecciones generales, muchas cosas han cambiado en un partido caracterizado hasta ese momento por no dar demasiadas noticias internas.
Aunque Rivera ha mantenido una estricta distancia y apenas se le conocen pronunciamientos públicos en estos cuatro meses –en los que ha estado enfrascado en la preparación de un libro sobre su periplo en política que verá la luz en abril– el plan era que Inés Arrimadas, portavoz parlamentaria del partido, llegase sin oposición a la presidencia del partido, que en marzo celebrará de manera extraordinaria su V Congreso.
Pero como ocurriera hace un año en las primarias de Castilla y León, para las que Rivera fichó a la exdirigente del PP Silvia Clemente, ha aparecido un cisne negro, llamado Francisco Igea. El vicepresidente de Castilla y León, el único que logró doblar un pulso al aparato riverista, anunciará este martes en Madrid su candidatura a las primarias, a celebrar antes del cónclave de marzo. Lo hará al día siguiente de haber coincidido, este lunes en Valladolid, la capital de la provincia por la que fue diputado entre 2015 y 2019, con Arrimadas, quien protagonizaba un desayuno informativo del Diario de Valladolid y El Mundo.
Tenso encuentro en Valladolid
Ambos coincidían por primera vez físicamente desde hace meses y se saludaban protocolariamente, pero al terminar el acto la tensión se palpaba. Delante de micrófonos y cámaras, mantenían una tensa conversación en la que Arrimadas le negaba un encuentro privado y le espetaba que han hablado muchas veces por mensaje, al tiempo que le emplazaba a "un coloquio delante de toda la militancia". Igea le decía, sobre las llamadas privadas, que "podemos hacerlas públicas, yo no tengo problemas". Arrimadas le decía que "hemos estado reunidos en mi despacho dos horas" algo ante lo que Igea mostraba escepticismo. "Gracias por venir y gracias por el trabajo que haces como vicepresidente" terminaba abruptamente la conversación.
"Hoy vengo a escuchar" decía Igea en unas breves palabras a los medios antes del desayuno, donde reiteraba su intención de reunirse en privado con Arrimadas para, explicaba, ver "cómo interpretamos lo que ha sucedido en el partido estos días, cómo interpretamos lo que han votado los afiliados en las agrupaciones, qué va a ocurrir con las enmiendas".
El sábado, Igea puso el grito en el cielo por la suspensión de las votaciones telemáticas a compromisarios al V Congreso y a las primarias de Galicia y País Vasco, el mismo sistema que permitió en 2019 un pucherazo (investigado ahora en los tribunales) que en un primer momento le hizo perder las primarias en Castilla y León. Desde el partido se asegura que fue un fallo, aunque las versiones difieren en si "técnico" o "humano", asumido ya por la empresa administradora del voto, Scytl.
Igea, por lo demás, ha encabezado una enmienda a los estatutos, aprobada en decenas de agrupaciones, que plantea una estructura menos centralista que la actual, que Arrimadas defiende para evitar la existencia de "baronías". Su renuncia a un cargo orgánico en Castilla y León tras la destitución el pasado enero por parte de la Gestora del partido de algunos portavoces autonómicos, singularmente el de Asturias, el exvicepresidente del Congreso de los Diputados, Ignacio Prendes, dio el pistoletazo de salida a su enfrentamiento con el aparato, si bien ya se había puesto de manifiesto antes, en la primera reunión del Consejo General tras la dimisión de Rivera, particularmente tensa.
Arrimadas ha salido al paso condicionando su liderazgo a que se apruebe su modelo de partido, aunque no termina de especificar si, en caso de llegar como presidenta del partido al cónclave de marzo y aprobarse en este la enmienda a los estatutos, dimitiría de su cargo, como parece deducirse de sus palabras.
Desde entonces, Arrimadas le ha retado a presentarse e Igea ha dicho que lo valoraba como una posibilidad si no hay cambios en la estructura del partido.
Igea, casi sin apoyos de notables
En las primarias del año pasado en Castilla y León, Igea contó con un valioso apoyo, su viejo amigo de los tiempos universitarios Luis Garicano. Pero ahora el jefe de la delegación de Ciudadanos en Europa, que abanderó a los críticos con Rivera, se alinea con Arrimadas, pertenece a la Gestora e incluso saca la cara por ella, como ocurrió este fin de semana tras la suspensión de las votaciones internas por el fallo en el voto telemático. Tampoco cuenta Igea con el apoyo de ningún dirigente importante del partido con responsabilidades de gobierno.
Para concurrir a las primarias no se necesitan avales pero sí presentar un equipo para la Ejecutiva del partido, especificando quién sería el Secretario General, es decir, el número dos de la formación. Arrimadas todavía no ha dicho quién la acompañará, aunque tiene donde elegir, dado el apoyo con que cuenta por parte de, por ejemplo, todos los vicepresidentes autonómicos salvo el propio Igea o dirigentes de tanto peso como la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís.
La coalición con el PP, aprobada en el País Vasco pero fracasada en Galicia por la oposición del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, también ha distanciado a Arrimadas e Igea. El vicepresidente de Castilla y León cree que una decisión de ese calado no la tenía que haber aprobado una dirección interina como la actual. Arrimadas, por contra, asegura haber sido valiente a la hora de plantear una cuestión espinosa antes del congreso del partido.
Rivera dijo en su discurso de dimisión que el partido debía tomar un "nuevo rumbo". En unos días, los militantes elegirán quién será el encargado de tomar el timón.