Pablo Iglesias es optimista sobre la duración del Gobierno formado hace apenas un mes entre PSOE y Podemos, el primero de coalición en la democracia española. El vicepresidente segundo, en un encuentro este sábado en Madrid con las confluencias de Podemos, en el que le precedían en el uso de la palabra el ministro de Consumo y líder de Izquierda Unida, Alberto Garzón, y la alcaldesa de Barcelona y líder de los comunes, Ada Colau, se sacaba de la manga un neologismo, "Cubazuela del norte".
Lo hacía para asegurar que mientras "la ultraderecha y la ultra-ultraderecha" como se refiere a PP y Vox desde que llegó al Gobierno, insistan en hablar de la situación en Venezuela (como ha ocurrido en las últimas semanas a cuenta del encuentro secreto en Barajas entre el ministro José Luis Ábalos y la vicepresidenta de Nicolás Maduro, Delcy Rodríguez) como asunto para hacer oposición, "van a contribuir a apuntalar un gobierno que está llamado a durar muchos años". Lo decía con media sonrisa, mientras aseguraba en tono irónico que no pretendía "dar pistas al adversario".
El líder de Podemos centraba en la "unidad" su intervención. Unidad con sus confluencias, algo, decía, "imprescindible" ante la actual coyuntura, marcado, a su juicio, por la que no dudaba en definir como la "oposición más desleal" que nunca haya conocido, aseveraba, la democracia española. Pero unidad también, subrayaba, en el Gobierno, un objetivo que considera que se está logrando para "sorpresa" de muchos que esperaban otra cosa. En esa parte de su discurso, lanzaba un agradecimiento expreso a Pedro Sánchez que era premiado con la ovación de sus compañeros.
"Quiero agradecer al presidente del Gobierno por no haber dejado ni un minuto de garantizar esa unidad del gobierno de nuestro país" señalaba, presumiendo de que esa unidad no permitirá que se regale "ni medio flanco de ataque a la oposición de la ultraderecha y la ultra-ultraderecha".
El SMI y la Patronal
Iglesias hacia acopio de las medidas aprobadas por el Gobierno, sacando pecho del plan de choque contra el juego del ministro Garzón, de la emergencia climática declarada y, muy especialmente, de la Ley de Libertad Sexual, conocida como la del "sí es sí" y de la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI). La primera estará finalmente lista para el 8 de marzo día de la mujer, pese a las discrepancias con entre los ministerios de Igualdad y Justicia puestas de manifiesto esta semana.
Sobre la segunda, Iglesias elogiaba a la ministra de Trabajo, la podemita Yolanda Díaz, pero extendía su agradecimiento a la CEOE: "No tengo ningún problema en darle las gracias también a la Patronal por haberse sentado con el Gobierno y llegar a un acuerdo como este". Previamente, Colau le había dicho que sería la "gota malaya" hasta conseguir la regulación de los precios del alquiler, otro de los objetivos fijados en el acuerdo de Gobierno.
El encuentro servía para reflejar un clima de unidad de cara a las elecciones catalanas y gallegas. Colau ensalzaba a Jessica Albiac, la candidata en Cataluña, e Iglesias hacía lo propio con el acuerdo de los distintos grupos de izquierda para concurrir juntos en Galicia, donde, afirmaba, hay que acabar con el "absolutismo de Feijóo".
Y en clave de unidad, tampoco faltaba una mirada a los años pasados. Iglesias comenzaba su intervención con una encendida defensa del papel de Alberto Garzón como representante de un comunismo español ahora, a su juicio, vilipendiado, pero que ha sido "la mejor tradición democrática española". El líder morado le daba las gracias por haber estado a su lado en momentos difíciles. "Lealtad con lealtad se paga" afirmaba con solemnidad. La sombra de divisiones pasadas, y el nombre de gente como Íñigo Errejón, planeaban sobre al ambiente sin necesidad de ser nombrados.