El separatismo ha fijado en la Meridiana de Barcelona su línea roja, la frontera en la que no están dispuestos a dar ni un paso atrás, como gritan en sus manifestaciones. También corean que las calles serán siempre suyas y para demostrarlo cortan cada noche, de ocho a diez, la principal arteria de circulación de Barcelona, convertida en un símbolo de "resistencia".
Han agredido a conductores y motoristas, al periodista Xavier Rius, montan hogueras e imponen su ley con total impunidad y a la vista de las dotaciones de los Mossos d'Esquadra, que tienen órdenes estrictas de velar por el derecho a manifestación y no intervenir cuando los violentos golpean, insultan, escupen y zarandean a quienes pretenden esquivar su cerco.
El consejero de Interior, Miquel Buch, hace caso omiso de las peticiones de la Guardia Urbana, que ha emitido ya cuatro informes destacando el comportamiento hostil y violento de los manifestantes y sus agresiones. Asegura que todo lo que ocurre en la Meridiana forma parte del derecho de manifestación.
El separatismo no cede. Llevan ya más de 130 noches cortando el tráfico a placer. No son más de treinta o cuarenta personas, salvo en ocasiones especiales en las que pueden llegar a ser algo más de un centenar. Anoche fue una de esas ocasiones. Estaba anunciada la presencia del cantautor Lluís Llach, quien acudió al punto para animar a los concentrados y cantarles su popular tema "L'estaca".
Además de la actuación (Llach parecía un tanto afónico), el cantautor y exdiputado independentista arengo a los presentes, les dijo que son una "institución de Barcelona" y "una de las pocas velas encendidas en la noche" en favor de los políticos presos. Según Llach, "lo primero que me dicen (los golpistas presos) es que os dé las gracias por vuestro apoyo".