La semana pasada la legislatura catalana estaba agotada. Torra compareció de manera solemne ante los medios para anunciar que había perdido la confianza en sus socios de gobierno, los miembros de ERC, y que esa pérdida de confianza acarreaba la convocatoria de elecciones porque la legislatura "no tiene más recorrido". La retirada de su condición de diputado con el visto bueno de la presidencia del Parlament, de ERC, impulsó a Torra a llevar a cabo el anuncio con un solo matiz: los comicios se llevarían a cabo después de reunirse con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, primero y de aprobar los presupuestos autonómicos después.
Toda vez que la fecha prevista para la aprobación de los números regionales es el pleno del 19 de marzo, se interpretó que las elecciones serían a mediados de mayo, el 10 o el 17. Este martes, la portavoz del gobierno catalán, Meritxell Budó, ha asegurado que "Torra no dijo en ningún caso que las elecciones se celebrarían 54 días después de la aprobación de los presupuestos", plazo que marca la Ley Electoral y ha apuntado de manera vaga que lo que sí podía decir es que "serán en 2020".
Torra enfría de esta manera una convocatoria que se presumía inminente y que tuvo efectos incluso en otras elecciones, como las vascas, que el lendakari Urkullu anunció ayer para el 5 de abril a fin de no coincidir con las catalanas, según explicó.
Pendiente del Supremo
El presidente de la Generalidad está pendiente de que el Tribunal Supremo aborde su recurso sobre la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) que le condenó a un año y medio de inhabilitación por desobediencia en relación a la pancartas y lazos amarillos expuestos en edificios de la Generalidad durante periodo electoral. En principio, el Supremo tiene previsto considerar la cuestión antes del verano y en caso de que ratificase la sentencia, Torra quedaría definitivamente inhabilitado como presidenta autonómico y perdería la potestad de convocar elecciones.
En Junts per Catalunya (JxCat), el grupo parlamentario de Torra y Puigdemont, se ha llegado a especular con unas autonómicas el 4 de octubre, cerca del aniversario del referéndum ilegal del 1-O. Y en ERC también se deslizó poco después del solemne pronunciamiento de Torra que las elecciones podrían tardar unos meses, razón por la que urgió a Sánchez a convocar la mesa de diálogo con la Generalidad. Al respecto, este martes se ha confirmado que Torra estará acompañado por el vicepresidente de su gobierno, Pere Aragonès, la mano derecha de Oriol Junqueras.