Marcha atrás. Es la maniobra que ha ejecutado este martes en Moncloa la portavoz gubernamental, María Jesús Montero, al ser preguntada por la presentación de los Presupuestos Generales del Estado cuyo calendario ratificó la semana pasada el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en Barcelona, y responder con un "cuanto antes" a si mantiene el plan inicial de llevarlos al Congreso en marzo y aprobarlos en el mes de junio. Un calendario que podría peligrar a expensas de la negociación que se debe producir este mes de febrero en el marco de la mesa de diálogo entre Gobiernos.
Esto es lo que reconoció este martes la ministra portavoz en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros: "Si el Gobierno contara con una mayoría suficiente para su tramitación podríamos comprometer de una forma más atinada el calendario de llegada, pero tenemos que trabajar en el entorno plural que los ciudadanos han votado y que obliga a ponerse de acuerdo con las formaciones políticas, incluso para que se le dé vía libre al inicio del trámite".
Y la clave es que ese inicio del trámite no hace referencia al primer paso de la tramitación parlamentaria, el debate de totalidad, sino a su presentación en el Congreso de los Diputados. Un freno de las expectativas creadas este fin de semana desde Gobierno y PSOE que adelantaban su voluntad de acelerar la presentación de los PGE habida cuenta del posible retraso de las elecciones catalanas al otoño.
La clave ahora está, por tanto, en la mesa de negociación y en la presencia del 'mediador' Pablo Iglesias, el vicepresidente segundo del Gobierno, a quien hoy Montero ya definía abiertamente como un "interlocutor que facilitará la vía de diálogo con Cataluña". Es esa condición de puente, por sus postulados más proclives a las exigencias independentistas, las que le han facilitado un puesto en esa mesa de diálogo en la que se desconoce aún si seguirá la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, como interlocutora principal para Cataluña como en la anterior legislatura.
En conversación informal con periodistas, Montero restó importancia a la defensa de Iglesias del derecho a decidir, el referéndum y la libertad de los presos porque "la opinión del Gobierno es una opinión única", "no hay ningún cambio en la política del Gobierno con Cataluña" y además "fue Iglesias quien admitió que la política en relación con Cataluña sería la que marcara el presidente del Gobierno".
Ahora bien, la portavoz reconoce que la elección de Iglesias "es una persona que nos permite avanzar", que "contribuye al encuentro" y al clima de diálogo en su condición de puente con el independentismo. Aunque niegan que Iglesias vaya a ejercer de poli bueno porque "no hay un reparto de roles", el Gobierno es consciente de que el vicepresidente segundo podría permitir avances que no lograron otros interlocutores gubernamentales cuando, en la pasada legislatura, fracasó la negociación presupuestaria que lideraba entonces la vicepresidenta Carmen Calvo. Eran los tiempos en que se presentaron los PGE sin haber atado antes los apoyos para tensar la cuerda con ERC. Pero la cuerda se rompió, ERC registró por sorpresa su enmienda a la totalidad y se convocaron elecciones. Pedro Sánchez no está dispuesto ahora a repetir ese error.