No es satisfacción ni mucho menos alivio lo que se respira en Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) por los primeros sondeos electorales tras el "no anuncio" de elecciones del presidente de la Generalidad, Quim Torra. La guerra con Junts per Catalunya (JxCat), el apoyo a la investidura de Pedro Sánchez y el discurso "pragmático" de los principales líderes republicanos no aporta una ventaja significativa a ERC, cuyos dirigentes temen que ocurra como en las pasadas autonómicas, cuando las encuestas les daban como claros ganadores y fueron superados por Ciudadanos y la lista del prófugo Puigdemont.
Los republicanos necesitaría una ventaja más amplia en los sondeos y más cuando el calendario electoral está en manos de los posconvergentes y el discurso de estos conecta mejor con el electorado independentista, que responde mejor a la "epica" de los "embates" contra el Estado que a la apuesta por la mesa de diálogo y la negociación de ERC.
En el partido de Junqueras hay temor a que los contactos con el Gobierno pasen factura porque no prevén grandes resultados a corto plazo, salvo la reforma del delito de sedición en el Código Penal para liberar cuanto antes a los golpistas presos. Los principales dirigentes de Junts per Catalunya (JxCat) han expresado por activa y por pasiva sus reservas respecto a los beneficios que pueda aportar ese diálogo y calientan a las bases separatistas con la tesis de que ERC no es de fiar y está anclada en el autonomismo.
El papel de Torrent
Como prueba de esas acusaciones utilizan el contraste entre las declaraciones del presidente de la cámara catalana, el republicano Roger Torrent, y sus actos. La frustrada investidura de Puigdemont y la retirada del escaño de Torra son los ejemplos recurrentes en aguda contraposición al discurso de Torrent, que llegó a decir que defendería el acta de diputado de Torra "hasta las últimas consecuencias" y le retiró el voto a la primera ocasión.
El presidente del Parlament es la diana de las invectivas de JxCat. Él se defiende con declaraciones sobre los "simbolismos estériles" y la "desobediencia para quedar bien una tarde", pero es evidente su que extrema las precauciones para no ser acusado por desobediencia. Aún así, el Tribunal Constitucional ha instado a la Fiscalía a que le investigue junto a los miembros de la mesa de la cámara por las mociones recurrentes en contra del jefe del Estado y sobre el supuesto derecho de autodeterminación.
Desobediencia colectiva
El discurso moderado en comparación con el de JxCat también es el santo y seña del "encargado" de Oriol Junqueras, el vicepresidente autonómico Pere Aragonès, que será con toda probabilidad el candidato de ERC en las autonómicas. Según Aragonès, la desobediencia sólo tiene sentido si es colectiva y, por ende, sin consecuencias.
Torra, Puigdemont y su entorno aprovechan ese tipo de discurso para enarbolar en exclusiva la bandera del independentismo partidario de la unilateralidad y el choque frontal contra el Estado mientras que en ERC se ven conminados a declarar una y otra vez que no tienen intención de formar un nuevo tripartito con socialistas y podemitas para salvaguardar su raíz independentista.
Los números de las encuestas avalan tanto una coalición independentista como la fórmula del tripartito por lo que en ERC no son pocos quienes consideran que tras las elecciones estarán condenados a entenderse otra vez con los posconvergentes y cruzan los dedos para que esta vez sean ellos quienes tienen dos escaños más que los de Puigdemont.