El ministro de Fomento y número dos del PSOE reconoció este domingo que la vicepresidenta del Gobierno de Nicolás Maduro descendió del avión con el que aterrizó en Barajas y cogió otro vuelo para ir a Turquía, destino final de su viaje.
En la entrevista que le realizó Ana Pastor en La Sexta, Ábalos ofreció una nueva versión del grave incidente diplomático originado por su visita al aeropuerto de Barajas para reunirse con Delcy Rodríguez, jerarca chavista acusada de graves delitos que tiene prohibido por la UE pisar suelo europeo.
Acosado por las repreguntas de la periodista, Ábalos reconoció que la vicepresidenta chavista descendió del avión. Sin embargo, según el ministro eso no significa que pisara suelo español (contraviniendo las sanciones impuestas por las autoridades europeas), sino que permaneció en un lugar designado al efecto por la policía responsable del control de fronteras. Para el ministro, bajar del avión y entrar en las dependencias del aeropuerto de Barajas no es pisar territorio de la UE, aunque trasladó la responsabilidad al comisario de fronteras presente en este chusco episodio.
Pero el Ábalosgate adquiere más tintes de sainete cuando explicó que fue al aeropuerto, poco antes de la media noche, en un coche particular.
Ante una cada vez más estupefacta Ana Pastor, Ábalos contó lo siguiente:
- No fue al aeropuerto como ministro, sino a título particular.
- Sin embargo, lo hizo porque el ministro del Interior le pidió que se asegurara de que Delcy Rodríguez no desembarcaba.
- La dirigente chavista no tenía previsto desembarcar.
- Se reunió con ella durante 25 minutos, pero no fue una reunión ni un encuentro, sino tan solo "un saludo" (sic).
- La vicepresidenta venezolana desembarcó y entró al aeropuerto, pero no pisó España.
- En todo caso, si pisó o no suelo español es cosa de la policía.
- Los españoles tenemos que estar agradecidos a Ábalos porque con su visita al avión de la vicepresidenta bolivariana rindió un gran servicio al país.
Si la presencia de José Luis Ábalos en La Sexta este domingo pretendía desactivar el grave escándalo de sus gestiones intempestivas con una dirigente proscrita en Europa, el resultado fue exactamente el contrario. Sus continuos cambios de versión y las últimas revelaciones de anoche agravan un escándalo diplomático cuyas consecuencias todavía están lejos de haber concluido.