Hace un año, precisamente cuando Pedro Sánchez estaba, como esta semana, en el Foro Mundial de Davos, el Gobierno español, entonces compuesto exclusivamente por el PSOE, se sumaba a las decenas de países que reconocieron a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela. Podemos, siempre en línea con el régimen de Nicolás Maduro, no sólo criticó ese reconocimiento sino que arremetió con dureza contra Guaidó, al que no dudó en tildar de "golpista".
Un año después, la casualidad ha querido que la gira del presidente interino de Venezuela por Europa coincida con los primeros pasos del Ejecutivo en coalición entre los socialistas y la formación morada. Guaidó ya se ha reunido en Bruselas con el Alto Representante de la Unión Europea, Josep Borrell, y próximamente lo hará en Madrid con la nueva titular de Asuntos Exteriores en España, Arancha González Laya, pero no será recibido por Sánchez. El partido de Guaidó, Voluntad Popular, que es también la formación de Leopoldo López, pertenece a la Internacional Socialista, lo que convierte al venezolano en correligionario del presidente socialista.
El pasado martes, durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, la portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, reiteró, a preguntas de la prensa, el reconocimiento a Guaidó como presidente venezolano. "Las relaciones bilaterales con Venezuela son las que ustedes conocen y son las normalizadas. Guaidó es el presidente interino y este Gobierno lo que ha pedido, y lo que sigue solicitando, es la celebración de las elecciones en Venezuela. Es decir, que se activen los mecanismos democráticos para que el pueblo venezolano tome la palabra y definitivamente se salga de una situación de provisionalidad y la democracia se abra camino en Venezuela" aseguró Montero, matizando que no había habido discusión al respecto en el seno del Gobierno.
Iglesias dice que es un líder "de la oposición"
Nadie en Podemos se apresuró a corregir a Montero, ni a matizar sus palabras, hasta que este jueves, en una entrevista en Telecinco, el vicepresidente Pablo Iglesias negaba ese reconocimiento a Guaidó. Se refería a él como "un dirigente importante de la oposición" y le lanzaba un velado dardo: "La situación que hay en Venezuela, que es grave, no se va a resolver ni con golpes de Estado [lo que Maduro y Podemos consideran que hizo Guaidó el 15 de enero de 2019] ni tirando cócteles molotov a la Policía, ni desde la crispación".
Además, Iglesias, aludía a la reciente proclamación del diputado Luis Parra como presidente de la Asamblea nacional, denunciada por la oposición como una maniobra de Maduro utilizando a un político, Parra, recientemente expulsado del partido Primero Justicia –la formación del excandidato presidencial Enrique Capriles– por corrupción. Su elección, además, se produjo sin quórum en la Asamblea, de la que en ese momento estaban fuera muchos diputados opuestos a Maduro, incluido el propio Guaidó, quien después de varios intentos infructuosos logró recientemente acceder de nuevo al edificio.
Para Iglesias, en cambio, todo se reduce a que "la oposición venezolana, que es muy compleja, ha puesto a otro al frente de la Asamblea Nacional, eso no es asunto nuestro" señalaba en la cadena de Mediaset.