El major de los Mossos, Josep Lluís Trapero, lamenta no haber organizado una rueda de prensa para haber mostrado su rechazo al referéndum ilegal. Pensó en esa opción y también en emitir un comunicado, pero al final ambas posibilidades fueron descartadas. Los comisarios López y Molinero estaban con él cuando dice que se le ocurrió la idea. Venían de una reunión en Palau con Puigdemont el consejero de Interior, Joaquim Forn, y no les había gustado un pelo lo que vieron y oyeron. El gobierno regional estaba dispuesto a llegar hasta el final con el referéndum y daba la impresión de que contaban con el beneplácito del cuerpo, los Mossos.
"Pensamos en hacer una rueda de prensa y también en emitir un comunicado, pero 'declinamos' ambas cosas. Ahora lo lamento", ha declarado Trapero a preguntas de su abogada, Olga Tubau. Tercer día del juicio a la cúpula del departamento de Interior de la Generalidad en la Audiencia Nacional. Sigue en cartel el que fuera jefe de los Mossos, pero es el turno de las defensas. A preguntas de los letrados de Pere Soler, exdirector general de la policía autonómica, y de César Puig, exsecretario de la consejería, Trapero exonera a ambos de cualquier responsabilidad de carácter operativo.
Las preguntas de su abogada tratan de reforzar la gran coartada de Trapero, su presunta predisposición a detener a Puigdemont. Y personalmente si era necesario. Dice el acusado que cuando encargó el plan a sus subordinados les dijo que si era necesario él mismo le pondría las esposas al presidente de la Generalidad. Siempre según su versión, Ferran López y Joan Carlos Molinero le dijeron que no hacía falta, que ellos mismos se harían cargo, que él debía quedarse en el despacho. Trapero también les pidió que en atención a los cargos de los que podían ser detenidos que se encomendaran los arrestos a comisarios e intendentes.
La teórica prueba documental, el correo electrónico en el que Trapero hace el encargo, no ha sido exhibida en el juicio, sino en La Vanguardia. Es de una notoria vaguedad y en ningún lado se alude a la detención de Puigdemont o de miembros del Govern. Dice así:
Buenos días Ferran, por indicaciones del mayor jefe de la Jefatura de la Policía y en relación con la reunión que mantuvisteis ayer por la mañana, te hago llegar su encargo para que mañana a las 10 después de la reunión diaria le puedas presentar el documento que acordasteis sobre posibles escenarios previstos de cara al viernes que viene, así como la previsión del dispositivo policial a ejecutar que asegure el cumplimiento de las órdenes judiciales que a tal efecto se puedan recibir, así como también garantice el mantenimiento de la seguridad ciudadana y el orden publico.
Trapero insiste en que los Mossos hicieron lo que pudieron contra el referéndum. Llega incluso a decir que hubo patrullas de la policía catalana que fueron increpadas en los colegios electorales, aunque admite que no con la hostilidad dispensada por los votantes a policías nacionales y guardias civiles.
Ofertas de Torra y Puigdemont
También alega en su defensa que rechazó el ofrecimiento de Torra para reasumir el mando de los Mossos y que su abogada recibió una oferta para que formara parte de una lista electoral. En el juicio no dice qué partido le hizo tal ofrecimiento. Fue el de Puigdemont, según difundió el antecitado diario de Godó. No se acaba de entender que Trapero crea que esos detalles le favorecen. Si tan contrario era al proceso separatista, si le parecía una "barbaridad" la vía unilateral y si tan claro dejó a sus jefes políticos que sólo obedecería a jueces y fiscales no tiene ningún sentido que Puigdemont le quisiera en sus listas o que Torra le pidiera tomar de nuevo el mando.
La marmota de la intendente
Debut judicial de la intendente Teresa Laplana, la policía responsable del distrito del Ensanche de Barcelona, donde está la consejería de Economía en la que fue asediada la comitiva judicial el 20 de septiembre de 2017. El tribunal manifiesta un especial cuidado con la acusada, para quien se piden cuatro años de cárcel por sedición, lejos de los once que se reclaman para su jefe. Laplana ejerció como mediadora entre la Guardia Civil y los mandos de los Mossos. Su testimonio es de escasa sustancia. Padece estrés postraumático a consecuencia de su encausamiento. "En estos dos años y medio me he levantado con el día 20 de septiembre y me he ido a dormir con el 20 de septiembre, para mí ha sido el día de la marmota", declara la intendente.
Síndrome vertiginoso
Además de ese estrés también padece síndrome vertiginoso. Precisamente un día antes de los sucesos en la consejería de Economía visitó la clínica Dexeus y el otorrino le prescribió dos días de reposo domiciliario, pero su sentido del deber pudo más y se personó en la consejería a primera hora de la mañana. Si no se acuerda de según qué datos hay que achacar la circunstancia a su dolencia previa. El momento culminante de su interrogatorio es cuando explica que se descartó montar un cordón policial a primera hora porque los manifestantes podían haber pasado de la "actitud reivindicativa" a la "resistencia".
El fiscal Pedro Rubira alucina. "Mientras ustedes no se metieran con ellos, ellos no se metían con ustedes. ¿Eso es lo que me está queriendo decir?". Pues más o menos eso. A preguntas de su letrada, la referida Olga Tubau, la intendente recuerda que ese día fue una "locura" que expresada en términos telefónicos fue de 144 llamadas entrantes y 98 salientes. Laplana ya no tendrá que volver a la Audiencia Nacional en razón de sus dolencias.